Otro 23 de Marzo, y Evo estaba más preocupado sobre si las FFAA responderían a su “¡Patria o muerte! que a ratificar la voluntad nacional de retornar a las costas del Pacífico.
En el monumento a Eduardo Abaroa, el gobierno preparó ceremonias con nuevo lema militar y mucha wiphala, pero del mar, nada de nada.
Otro 23 de Marzo; un nuevo aniversario de la Defensa de Calama y nuevamente se constata que el gobierno no tiene ni la menor idea sobre la forma de encarar las relaciones con Chile, en particular en lo que se refiere a la cuestión marítima. Basta con echar una revisión superficial al discurso de Evo Morales en el acto central conmemorativo de la gesta de don Eduardo Abaroa para darnos cuenta de que en realidad estaba más preocupado sobre si las Fuerzas Armadas responderían a su “¡Patria o muerte! que a ratificar la voluntad nacional de retornar a las costas del Pacífico.
Podemos decir con absoluta certeza que la famosa y tan publicitada “agenda de trece puntos” en realidad no existe, al menos en lo que se refiere al tema marítimo, campo en el que no existió ni el más mínimo avance, ni siquiera en el establecimiento de algunos aspectos básicos que hacen al tratamiento del enclaustramiento en términos que puedan conducir a su solución parcial o total, esto es, en términos históricos o prácticos.
Que el canciller David Choquehuanca diga que no se quieren hacer públicos los avances es puro cuento, más jocoso aún que su teoría acerca del sexo de las piedras. Lo desmiente su propio jefe, el presidente Evo Morales quien, a pesar de su atravesado lenguaje se deja entender: "Si no es posible resolver, apelaremos a la comunidad internacional".
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Que el tratamiento de la cuestión marítima durante el actual gobierno es errática lindando con lo irresponsable es más que evidente. Primero, rompiendo con la tradición de la diplomacia boliviana, el gobierno del MAS dijo que la cuestión marítima era un tema bilateral pero ahora resulta que puede volver a ser multilateral aunque ni siquiera se menciona en que términos. Se lanza el comentario con la misma ligereza con que se puede hablar sobre el estado tiempo.
De la misma forma, afirmar que este “no es el momento” para tratar la cuestión marítima debido al terremoto que asoló a Chile recientemente, es un pretexto para no decir que el tema en realidad nunca fue tratado y que con la anterior presidenta chilena, Michelle Bachelet existió una cordial relación precisamente porque se evitó hablar del mar en lo que de entrada constituye una claudicación.
No es admisible tampoco que el presidente Morales (que nada hizo) pretenda echar las culpas a la oposición sobre los retrocesos que se han producido en el tratamiento del tema marítimo. Como de costumbre, le endilga su carga a otros en una más de sus coartadas para justificar su absoluta miopía en este y otros campos.
El 23 de Marzo solía ser una fecha muy especial en el calendario cívico pero en los últimos años se ha convertido en una grotesca parodia que se acentuó en esta ocasión. Todo se redujo a un show para mostrar que las Fuerzas Armadas se estaban sometiendo al presidente Evo Morales y que acogían el lema de “Patria o muerte”.
Como parte de un organismo no deliberante y de estructura vertical, los oficiales y soldados acataron la instrucción de adoptar el lema cubano pero no se puede decir que lo hicieron con convicción. Una cosa es acatar una orden por obligación pero otra, muy diferente, es generar la convicción de que esta orden es correcta y que vale la pena cumplirla.
Respondieron con “venceremos” lanzado casi como un susurro y con inocultable verguenza lo que no pasó inadvertido para el propio Evo, que debería pensar dos veces antes de imponer términos humillantes a las Fuerzas Armadas que opacaron el ya alicaído Día del Mar, una fecha que ha perdido la connotación de otros años debido a la ausencia de estrategia marítima del actual gobierno.