Los transgénicos

Roberto Unterladstaetter K.BIOTECDesde que el hombre descubrió la agricultura en el neolítico, las incipientes civilizaciones han seleccionado las plantas que les proporcionaban un mayor rendimiento y calidad en alimentos y materiales necesarios para su desarrollo. Los primeros agricultores lograron aumentar sus cosechas seleccionando y guardando las semillas de las plantas más productivas y de mejor calidad para la siguiente temporada de siembra. Casualmente se dieron cuenta de que podían cruzar plantas de la misma especie, pero con características diferentes, a fin de lograr cosechas más productivas y de mayor calidad o, por otro lado, más adaptadas o tolerantes a diferentes factores ambientales adversos.En el siglo antepasado, con Mendel (1822-1884) y sus leyes (1865) que rigen la herencia genética, el avance de la biología vegetal y el mejoramiento de las plantas cultivadas dejaron de ser meramente empíricos y se convirtieron en científicos. Las variedades se seleccionan por ciclos de polinización cruzada (hibridación) y selección. Desde 1900, cuando las leyes de Mendel fueron entendidas en su real dimensión, los cruzamientos entre individuos de la misma especie o especies próximas hasta obtener individuos híbridos portadores de la característica deseada han sido una práctica habitual. El principal factor limitante de este procedimiento reside en la incompatibilidad sexual entre las especies progenitoras. Si existe una gran divergencia genética o poco parentesco entre ellas, la probabilidad de obtener descendencia es muy baja o prácticamente nula.La ingeniería genética permite el acceso y la manipulación directa de los genes rompiendo las barreras impuestas por la divergencia genética. Esta tecnología nos permite no solo introducir en una planta genes procedentes de otras especies vegetales, sino también de animales y microorganismos. De esta manera se obtienen plantas transgénicas, es decir, portadoras de un gen ajeno o exógeno que se denomina transgén. Surge el término transgénico u organismos genéticamente modificados (OGM).En las plantas transgénicas se han usado genes de vegetales, animales y bacterias para conferirles características puntuales como resistencia a químicos, a condiciones ambientales adversas (salinidad, sequía, exceso de humedad), a insectos, a hongos, a bacterias, a virus, etc. Mientras tanto, estadísticas de 2011 muestran que en el mundo se cultivan 74 millones de hectáreas de soya, 47 de maíz, 21 de algodón. Brasil cultiva 25,4 millones de hectáreas; Argentina, 23; Paraguay, 2,6; Uruguay 1,1. Del total de agricultores que cultivaron transgénicos en todo el mundo, el 93,5% fueron agricultores pequeños. Cerca de 15,4 millones de agricultores sembraron 148 millones de hectáreas (9,6 ha/agricultor).El Deber – Santa Cruz