Cómo no va a preocupar Bolivia si acaba de conmemorar bajo un clima de máxima tensión y regado de sangre el más aciago de sus fastos nacionales…
La Prensa, El Deber
Editorial
Cómo no va a preocupar Bolivia con todo lo que ha pasado, está pasando y/o está por pasar. Cuando corre la cuenta regresiva de una consulta popular traída de los cabellos y prevista para este fin de semana, la que no contribuirá en absoluto a resolver la crisis de fondo que en lo social, lo político y lo económico afecta desde hace largo rato al país en su conjunto.
Cómo no va a preocupar Bolivia si acaba de conmemorar bajo un clima de máxima tensión y regado de sangre el más aciago de sus fastos nacionales con caos, violencia, luto, dolor y mayor división. Cómo no va a preocupar Bolivia si quienes están en el ejercicio del poder estimulan la confrontación entre bolivianos, ahondan las diferencias raciales, provocan y agreden a las regiones, tildan de «enemigos» a sus adversarios y descalifican toda forma de protesta atribuyéndola, sin sustento alguno, a injerencias foráneas o a intereses de pequeños grupos.
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Cómo no va a preocupar Bolivia si quienes la conducen no han sido lo suficientemente lúcidos y capaces para aprovechar al máximo la más importante coyuntura de su vida republicana con un Presidente elegido, como nunca antes, con amplio respaldo popular y, además, con el beneficio del excepcional momento de la economía internacional, como para salir gradualmente del atraso y de la pobreza, a la par de generar mejores condiciones de subsistencia a los bolivianos.
Cómo no va a preocupar Bolivia si sus líderes han prestado oídos sordos a frecuentes reflexiones y llamados para promover, desde unas acciones decididas y honestas, un desarme espiritual para posibilitar la pacificación nacional.
Finalmente, cómo no va a preocupar Bolivia si, como si viviera en otra galaxia, su Primer Mandatario dice sin inmutarse en el gris y destemplado aniversario patrio que «vamos bien». Si muy convencido de que «vamos bien» asume actitudes insólitas, como la de ignorar las muertes en Caihuasi mientras se mantiene crispado el ambiente a lo largo y ancho de la República. Si como «vamos bien», S.E. planifica viajar a Santa Cruz a… jugar fútbol, y aunque no llegó a tocar la pelota porque el encuentro fue suspendido a último momento, este frustrado «desmarque» representó, en las actuales circunstancias, el colmo del disparate y de la insensatez.
No, señor presidente Morales, decididamente no vamos bien. Las cosas tienen que cambiar para el beneficio de todos los bolivianos. Aún hay tiempo para modificar rumbos y concertar. Por favor, asuma el papel de conductor de toda la nación y supere el embrollo actual, en lugar de seguirlo fogoneando. Es lo que pedimos, es lo que rescatamos del sentir popular. Ojalá escuche y practique el gesto de grandeza que la Patria todavía espera de usted.