Populismo perverso y engañoso

mauricio_aira2.JPG Mauricio Aira

Cuando se presenta la popularidad de los gobernantes como el mayor logro y la obra excelsa de sus gobiernos y se denigra a todas las otras fuerzas políticas que no alcanzaron niveles de votación similares al que les permite mantenerse en el poder, nos viene a la mente la obligada referencia a los que en su momento detentaron el poder con todo el respaldo de sus electores, dispuestos a jugarse por los mismos líderes a quienes poco después castigaría con el desprecio más grande.

En efecto el periodista e historiador alemán Götz Aly cuya obra Estado Popular de Hitler acaba de aparecer traducida al sueco, se pregunta cómo pudo ser que Hitler hubiese ganado una elección tras otra y los alemanes cómo pudieron permitir el asesinato de gitanos y judíos sin oponerse? Las preguntas han sido frecuentes y las respuestas pocos convincentes. ¿Resulta siendo acaso el pueblo alemán cómplice de la hecatombe desatada por el sanguinario líder populista?



La respuesta de Aly resulta siendo interesante. Rechaza las consabidas acusaciones de tener una historia que explica la existencia de Auschwitz, que su historia es más sesgada que la de otros europeos o que su nacionalismo es más racista. La insatisfacción de los líderes nazis que se esforzaban por procurar a su pueblo una sociedad de bienestar. Las reformas sociales, los aumentos de impuestos que sólo afectaban a los mejor pagados, las visiones de un “alemán ideal”, y la introducción de vacaciones pagadas, que dicho sea de paso copiaron del modelo sueco. El bienestar alemán, la construcción de una infraestructura colosal y el evidente aumento del nivel de vida fueron resultado del saqueo, el esclavismo y el asesinato de millones de seres humanos. La propiedad de los judíos (oligarcas?) fue confiscada sin piedad. La contribución de los países ocupados al poderío nazi, que además saqueó un millón de toneladas de alimentos para nutrir al pueblo alemán.

Los opositores a Hitler fueron marginados y explotados, sus bienes coptados. Los campos de exterminio masivo que aún ahora más de medio siglo después aterran y provocan escalofríos, fueron las formas de gobernar por el terror, miedo a todo, a comentar, a criticar, a obrar de alguna manera que provoque la delación o reprobación de los nazistas resultaron siendo la pesadilla permanente que acompañó al ciudadano común en los fatídicos días de Adolf Hitler en el poder. Le asistió además un complejo de culpa colectivo por los crímenes cometidos. La irresponsabilidad solidaria.

El libro de Götz Aly provocó un gran debate al ser publicado por primera vez en Alemania. Temas como si el holocausto benefició al pueblo, y el capítulo que narra la liberación por rusos y norteamericanos captaron el interés también de la juventud que quiere respuestas claras a las interrogantes cotidianas. Una explicación racional del antisemitismo, la ideología nazi, el líder carismático nazi, los métodos del terror y sobre todo cómo entender que dos generaciones hubiesen aceptado el proyecto hitleriano sin cuestionarlo, están todavía en un análisis inconcluso. Los editores de la obra comentan que el flujo de libros sobre Hitler, el período nazi, la Segunda Guerra parece inagotable, aunque el trabajo que glosamos sobresale por las ideas nuevas que contiene y la estimulante perspectiva que contiene.

No extrane por tanto la reaparición de totalitarismos autoritarios bajo nuevas modalidades como la de autoritario populista que clasifica a la administración actual mezcla de un paternalismo gubernamental para “que todos vivan bien” que corresponde al denominado Socialismo Siglo XXI y sus proclamas socialistas virusitadas a los satélites de Chávez muy bien cultivadas con los petrodólares de que dispone sin límite ni control.

A diferencia del régimen nazi que sí ofrecía puestos de trabajo al pueblo alemán, “los bolivarianos” ofrecen “pagas de desempleo”, subsidios o jornales como si de vivir de la caridad se tratase a costa del endeudamiento galopante que puede conducir “a crear corralitos como en Argentina” congelando las cuentas y dando rienda suelta a los piqueteros o movimientos sociales que confiscaran la propiedad, lincharán a los opositores, fraguarán elecciones, cualquier cosa para mantenerse indefinidamente en el poder. Oscar Arias propone “otear el horizonte con cautela ante mesianismos de falsos redentores …que se cuelan donde hay hambre, frustración e ignorancia”. Mesianismos que son populismos perversos y engañadores .