Los estrictos controles que acompañan a las comparecencias del mandatario de EE.UU., Barack Obama, parecen no funcionar con un invitado indeseado, un pequeño ratón de campo que se pasea a sus anchas por la Casa Blanca y que parece haberse aficionado a los discursos presidenciales.
Ayer, por segunda vez en pocos días, un roedor salió a pasear por los jardines de la residencia oficial en medio de un importante discurso de Obama sobre la reforma financiera y los controles de Wall Street. Ajeno a los focos y flashes de las cámaras, el ratoncillo recorrió los escalones de mármol situados bajo el podio presidencial, desde el que Obama se dirigía a la nación sin percatarse aparentemente del invitado inesperado.
Pero no es la primera vez que ocurre en la Casa Blanca. Hace solo unos días, el mismo ratón o quizás un familiar atravesó el jardín de la Rosaleda en el mismo momento en que Obama hablaba a la nación sobre el desastre del derrame de crudo en el Golfo de México. Tampoco es la primera vez que una criatura le roba protagonismo al mandatario estadounidense.
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El año pasado, durante una entrevista con CNBC, una mosca comenzó a molestar a Obama quien, con una destreza sorprendente, la mató de un manotazo. De momento, se desconoce si la Casa Blanca ha tomado ya medidas contra la presencia de roedores y si planean conceder a Bo, el perro de aguas portugués de los Obama, la compañía de un gato.
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