Afganistán asegura que el valor de sus reservas minerales triplica los datos de estudios de EEUU


afganistán Las autoridades afganas respondieron al informe americano sobre los recursos minerales del país con un auténtico órdago. El ministro de Minas, Wahidula Shahrani, compareció ante los medios para informar que la estimación de los geólogos enviados por Washington es tres veces inferior a la suya, que fija las reservas minerales de Afganistán en “tres trillones de dólares”. El cobre y el hierro serían los principales protagonistas de una larga lista de minerales que por unas horas han silenciado las noticias bélicas y han colocado al país al frente de las secciones de Economía.

El diario The New York Times desveló el pasado domingo la noticia sobre los hallazgos de importantes minas en todo el país y el ministro afgano confirmó que “se trata de un trabajo conjunto de varios meses con investigadores americanos, en el que hemos usado toda la información obtenida por diferentes países en las últimas tres décadas de conflicto”. Conforme avanzaba el estudio se fueron actualizando las leyes y adaptándolas a la legislación internacional para evitar casos de corrupción en las futuras concesiones a empresas extranjeras y se comenzó a estudiar “la formación de geólogos afganos”. El próximo paso, al estilo de lo ocurrido en Irak con los pozos de petróleo, podría ser la organización de una gran subasta para lograr que las grandes multinacionales se impliquen en la explotación de los yacimientos.

El “secreto” chino

El mundo abre los ojos a las riquezas afganas tres años más tarde de que el gobierno chino apostara por el yacimiento de cobre de Aynak, que ya explotaron los rusos, situado en la conflictiva provincia de Logar, unos cien kilómetros al sureste de la capital. Los operarios de la empresa estatal Metallurgical Construction Corporation (MCC) trabajan protegidos por las fuerzas de seguridad afganas y sus propias compañías privadas en una zona con fuerte presencia insurgente. Un trabajo rodeado casi de tanto secretismo como medidas de protección y para el que gozan de una licencia de treinta años.



Aynak es considerado por los expertos el segundo yacimiento mundial sin explotar de cobre y su ejemplo ilustra lo que puede suponer una subasta de concesiones en el actual Afganistán. El entonces ministro de Minas, Mohamed Ibrahim Adel, aceptó un soborno de veinte millones de dólares, según la inteligencia americana, y abrió las puertas del país a un vecino que apenas participa en las tareas de pacificación y reconstrucción. Dieciséis empresas de países como Estados Unidos, Canadá o Rusia tuvieron que ceder.

Mayor seguridad

Este “potencial mineral gigantesco”, tal y como lo definió el jefe militar de Estados Unidos en la región de Oriente Próximo, general David Petraeus, ha encendido la polémica sobre su efecto en el actual escenario bélico que vive el país. Las voces positivas lo ven clave para acabar con el comercio del opio y lo consideran un aliciente para lograr que los países que conforman la coalición de la OTAN sigan luchando por la estabilidad y de paso protejan estas nuevas fuentes de riqueza que repercutirán en sus economías domésticas. Las negativas lo consideran un factor más de de inestabilidad debido a la lucha que se puede generar a partir de ahora entre los señores de la guerra. Los afganos de a pie no se hacen demasiadas ilusiones ya que están acostumbrados a oír hablar de cifras multimillonarias en los informativos que nunca llegan a las calles.

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ABC – Madrid