Un «club» no muy recomendable


Bolivia acaba de ingresar a ese «selecto y exclusivo» grupo de países que apoyan o que no hacen nada para combatir al terrorismo, de acuerdo a los informes del Departamento de Estado de los Estados Unidos. Se trata, por cierto, de un club al que ningún país debiera jactarse de pertenecer.

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No es que tomemos al pie de la letra lo que dicen los «yanquis» o que su palabra sea sacro santa para nosotros. Ocurre que existen elementos más que suficientes para suponer que el actual gobierno es, por los menos, permisivo respecto a las actividades de ciertos grupos o personas.



Basta con recordar que un miembro del grupo armado MRTA que ha sido acusado en su país de participar en actividades extorsivas, el peruano Walter Chávez, es uno de los principales asesores en comunicación de Evo Morales. A pesar de tener una sentencia en su contra y goza de la protección del gobierno boliviano.

Otro que goza del favor oficial es un fotógrafo, también peruano, más conocido como “El pata” quien con algunos tragos entre pecho y espalda grita a los cuatro vientos su condición de miembro de “Sendero Luminoso” y proclama su cercanía al presidente Morales.

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No se puede pasar por alto que hace dos años el gobierno paraguayo solicitó la extradición de dos ciudadanos de ese país acusados del secuestro y muerte de Cecilia Cubas, hija del ex presidente Raúl Cubas. La propia madre de la víctima llegó a Bolivia para efectuar los trámites. Sin embargo, el gobierno boliviano, a través del ex cura Rafael Puente entonces viceministro de Régimen Interior, les dio el tiempo más que suficiente para que se borraran del mapa y hasta la fecha no se tiene noticias de ellos y siguen gozando de impunidad.

Pero hay más. Todos recuerdan que se hizo públicas fotografías y vídeos en los que aparecía el actual senador Fidel Surco y en los que se apreciaba un grupo de personas, aparentemente de diversas nacionalidades, recibiendo instrucción sobre el uso de armas y explosivos en algún lugar del norte paceño.

En esa oportunidad el gobierno no hizo el escándalo que provocó cuando mostró a un grupo de supuestos “terroristas” que practicaban un deporte conocido como pintball, es decir enfrentamientos simulados con proyectiles de pintura.

Tampoco se preocupó por indagar en el caso del atentado contra un canal de televisión en Yacuiba y, es más, uno de los principales sindicados, el teniente George Peter Nava, fue prontamente liberado y en la actualidad va y viene de Venezuela donde recibe cursos de inteligencia, contrainteligencia y uso de explosivos y al parecer tuvo una efectiva incursión en el operativo de detención del alemán Dirk Schmidt en Santa Cruz.

Por otra parte, la reacción del vicepresidente Alvaro García no podía ser más fuera de tono e indicó que como muestra de su compromiso en la lucha contra el terrorismo se intensificarían las acciones contra los supuestos responsables de un también supuesto apresto terrorista que habría tenido el fin de dividir al país. Nos referimos al caso Rozsa cuya enrevesada trama supera la imaginación del más avispado autor de novelas de este género.

Por lo visto, García tiene una muy peculiar concepción de lo que es terrorismo y hasta ahora no ha explicado como califica sus incursiones violentas y destructivas contra bienes del Estado y el asalto a fondos de universidades públicas perpetrados por el grupo EGTK, del cual fue participante activo en el pasado. 

Por otro lado si el gobierno asegura que lucha contra el terrorismo y cualquier expresión de violencia relacionada con esta actividad, no se entiende para qué ha ordenado el entrenamiento militar de centenares de civiles de organizaciones afines al MAS. La Constitución ratifica el espíritu pacifista de Bolivia y el país no está en conflicto con ningún vecino y es más con Chile Evo vive un romance nunca visto en gobiernos anteriores; de manera que  sus milicianos o paramilitares tendrían una «labor» limitada al ámbito nacional o será que como sospechan analistas y parlamentarios, el ideólogo de la confrontación añora su pasado y ¿nos promete un remozado EGTK?.

Y finalmente, el gobierno de Evo tiene mucho que explicar, no a los bolivianos porque en el país hace lo que le viene en gana; sino a la comunidad internacional sobre sus relaciones carnales con Irán, Cuba y la Venezuela de Chávez.