El presidente francés, Nicolas Sarkozy, se acercó el miércoles a una victoria en su enfrentamiento con los sindicatos por una reforma al sistema de pensiones, a medida que las huelgas disminuían y las protestas callejeras perdían fuerza.
El transporte público regresaba a la normalidad, el combustible salía de los depósitos de cinco refinerías de petróleo y los recolectores de basura en la sureña ciudad portuaria de Marsella limpiaban montones de basura después de terminar una paralización de dos semanas.
Una huelga no relacionada de un mes en el puerto petrolero de Fos-Lavera, en Marsella, podría convertirse en el principal punto de atención del Gobierno, ya que mantiene a la mayoría de las refinerías de Francia sin crudo, impidiéndoles reiniciar sus operaciones.
Sarkozy ha mantenido un bajo perfil esta semana, mientras su reforma para hacer que las personas trabajen dos años más antes de jubilarse se acerca a convertirse en ley. La medida ha provocado algunas de las protestas más violentas de Europa contra las medidas de recorte del déficit.
El líder del sindicato CGT, Bernard Thibault, dijo en una entrevista el miércoles con el periódico Liberation que la batalla por la reforma de pensiones no había acabado. Sin embargo admitió que la nueva jornada de protesta nacional del jueves no superaría las convocatorias anteriores.
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"Podemos ver que esta semana marca un cambio", dijo el ministro del Trabajo, Eric Woerth, a cargo de supervisar el proyecto de ley de pensiones en el Parlamento, dijo el miércoles la emisora televisiva Canal Plus.
Sarkozy dice que su proyecto de ley de elevar las edades de jubilación mínima y completa en dos años, a 62 y 67 respectivamente, es vital para disminuir el creciente déficit del sistema de pensiones y salvaguardar la calificación AAA que le permite al país adquirir deudas a las menores tasas del mercado.
Ambas cámaras del Parlamento aprobaron el proyecto de ley y están firmando las revisiones del texto.
Una vez que la Asamblea Nacional apruebe el texto el miércoles, la ley debe ser aprobada por el consejo constitucional, donde una impugnación de último minuto de la oposición socialista podría implicar una demora de un par de días.
La escasez en las gasolineras mermó luego de que el Gobierno despejara los bloqueos a los depósitos de combustible y aumentara las importaciones.
Los sindicatos llamaron a nuevas huelgas nacionales y marchas callejeras para el jueves y el 6 de noviembre, pero luego de que sólo unos cuantos cientos de estudiantes participaran en la convocatoria del martes, el impulso de las protestas parece débil.
Reuters