Corea del Sur reinició ayer las maniobras militares en aguas del Mar Amarillo, cerca de la frontera con su vecino del Norte, pese a que Pyongyang había advertido de las consecuencias que estos ejercicios podrían tener sobre la escalada de tensión entre ambos países. Pyongyang consideró que estos ejercicios en la frontera marítima que no reconoce son una “provocación” y advirtió que “nadie podrá predecir las consecuencias” de una nueva ronda de maniobras.
La situación puede tornarse tan delicada que el presidente de China, Hu Jintao, le expresó a su par estadounidense, Barack Obama, su preocupación por la “frágil situación de seguridad” en la península de Corea. A su vez, la Casa Blanca pidió a Beijing que "muestre un mensaje claro" respecto al bombardeo.
Fuente: CNN.
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