Cuando creíamos que ya habíamos escuchado todos los absurdos posibles respecto a las curiosas “reglas del juego” para los comicios judiciales, el presidente del Tribunal Supremo Electoral (TSE), Wilfredo Ovando, añadió una sorpresiva guinda al pastel.
Sucede que, según adelanta la cabeza del TSE, el Órgano Electoral estaría analizando la posibilidad de que la votación de octubre se haga “de dos en dos”, en parejas de ciudadanos que pasarían a sufragar simultáneamente.
La justificación dada por Ovando es que de esta forma se podría ahorrar algo de tiempo, ya que la complejidad de la boleta (donde el votante tendrá que marcar 116 veces) hará que los comicios se alarguen considerablemente.
La propuesta sería hilarante si no implicara también la eliminación del voto secreto, por más que se diga que éste será resguardado. Imaginemos las posibilidades para el control político oficialista sobre los votantes en ciertas zonas y comunidades, donde de esta forma podría vigilarse a los díscolos o sospechosos, o simplemente guiar a las bases para que voten “correctamente” en la papeleta electoral más absurda de la historia universal.
Francamente, no creemos que exista precedente alguno en el mundo democrático de estas votaciones “en pares”, disparate mayúsculo que viene a sumarse a anteriores arbitrariedades, como las restricciones a la libertad de información sobre los candidatos, las pretensiones de penalizar a los impulsores del voto nulo o la prohibición de veedores de oposición en las mesas de sufragio.
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Si alguien abrigaba alguna esperanza de que las elecciones de octubre sean limpias, puede terminar de convencerse de lo contrario…
El pachamamismo: enfermedad infantil del evolinerismo
Siguiendo las vicisitudes del otro gran tema de coyuntura, el conflicto del TIPNIS, nos viene a la mente el título de aquel opúsculo de Vladimir Ilich Lenin, “El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo”, que a su vez el vicepresidente García Linera parafraseó en un reciente escrito: “El oenegeísmo, enfermedad infantil del derechismo”.
Teniendo en cuenta la radical mutación sufrida por el Movimiento Al Socialismo, que pasó de defender un ecologismo for export al actual “desarrollismo” carretero, creemos que el subtítulo de arriba es pertinente.
El pachamamismo parece haber sido apenas un discurso para engatusar incautos en la etapa de acceso y consolidación en el poder, una “enfermedad infantil” que la nueva casta gobernante ya habría superado, para ahora descubrir las bondades de la industrialización, consigna de la “quinta fase del proceso de cambio”.
¿Tendrá algo que ver en este giro estratégico que, al margen del obvio interés de las bases del Chapare en la concreción de la “transcocalera”, pueda existir un sobreprecio en la obra de hasta 100 millones de dólares?