De la leche, el pollo y el azúcar

Guillermo Capobianco Ribera

Tres productos básicos de la canasta familiar.

CAPOBIANCO OK Los Acuerdos suscritos entre el Gobierno Central, la Federación de Empresarios Privados de Santa Cruz y los productores agrícolas, son un hecho de trascendencia porque dejan atrás el clima de desencuentros que caracterizaron las relaciones del Estado Plurinacional y la región productora por excelencia que es el Oriente boliviano.



Abastecer el mercado interno y producir excedentes para la exportación es una revolución productiva perseguida por el pueblo boliviano desde hace mucho tiempo atrás pero que para desarrollarse necesitaba del concurso y el aliento del Gobierno Central.

Es un Acuerdo de trascendencia porque en los hechos es un golpe de timón en la equivocada e injusta política de estado del gobierno del Presidente Evo respecto de la producción agropecuaria bajo el modelo democrático, plural, autonómico y competitivo del Oriente Boliviano.

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La tierra y región, supuestamente plagada de oligarcas latifundistas y terratenientes, como la había estigmatizado el gobierno en sus primeros años de gestión, no había sido tal sino mas bien la región productiva que al calor de una Reforma Agraria de carácter propietarista, cooperativista y comercial, iniciada hace medio siglo, buscó siempre la autosuficiencia alimentaria nacional.

La propiedad de titulación comunitaria de la tierra fue rechazada por los originarios y campesinos productores, el primer rechazo se produjo precisamente en la zona de Yapacaní en donde predomina la presencia de agricultores collas venidos del interior y establecidos mayoristamente en las tierras del Norte Integrado.

La extensa cuenca lechera en la gran Chiquitania, la producción avícola en el Norte Integrado y los valles,más la industria madre de los cañaverales alrededor de la ciudad de Santa Cruz constituyen pruebas fehacientes de los resultados de una buena y sana política agropecuaria exitosa y sostenible.

Atrás quedó la curiosa aseveración del Presidente Evo de que el pollo, producto presente de manera cotidiana en la mesa de familia del pueblo boliviano, tendría efectos distorsionantes en la personalidad masculina de los varones que lo comieran.

Con estos acuerdos tendrían que desterrarse para siempre los Decretos de suspensión de las exportaciones de azúcar pues la industria madre del modelo de desarrollo del oriente boliviano garantiza la producción suficiente de este alimento básico manteniendo ni duda cabe la regulación y fiscalización de la misma de acuerdo a Ley.

Esta democracia boliviana, que derivó en dictadura con fachada legal y constitucionalizada, tendría que lograr más acuerdos de esta naturaleza para restablecer la confiabilidad perdida en materia de producción alimentaria y rescatar el estado de derecho que restablezca la libertad y el respeto a los derechos humanos de los ciudadanos que viven bajo el temor y el amedrentamiento de los procesos y juicios sin justicia independiente, ecuánime y verdadera.

Llegó el momento en que la resistencia activa a este proceso de autoritarismo legalizado y constitucionalizado emprenda una campaña mundial por una amnistía política irrestricta que permita el retorno a sus hogares de nuestros compatriotas desperdigados por el mundo.

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