El dilema neoliberal de los subsidios

Gonzalo ChávezHace unos días escuché la siguiente conversación sobre el tema a los subsidios a los hidrocarburos entre un neoliberal-revolucionario a ultranza y un economista progresista con ideas neokeynesianas y estructuralistas. Reproduzco parte de charla.El neoliberal seguidor de Adam Smith despotrica contra los subsidios a los hidrocarburos. Dice: “Es un cáncer en la economía y que debíamos deshacernos de ellos. Los precios de los hidrocarburos deben adecuarse a los precios del mercado internacional. Las subvenciones están beneficiando a contrabandistas de diesel y de garrafas de GLP y también a los ricos que tienen jeeps Hummers”. Echa el grito al cielo: “¡En el 2012 serán 706 millones de dólares que desperdiciaremos! Además como el barril de petróleo en el mercado interno está a 27 dólares, esto no incentiva a que las empresas petroleras inviertan en el sector.”El economista progresista lo interrumpe y dice con tono conciliador: “Hermano neoliberal revolucionario, creo que estás viendo solo un árbol y no todo el bosque. El dilema económico no es: subsidios o muerte. Todos los instrumentos de política económica, incluyendo las subvenciones, deben ser vistos en el marco de un proyecto de desarrollo integral. Los beneficios o perjuicios de un subsidio pueden afectar a muchos sectores de la población. Una evaluación más serena de las subvenciones, por ejemplo, debe hacerse en base a un análisis costo-beneficio más amplio, pensando en el desarrollo productivo nacional. Por ejemplo, desde el punto de vista de la distribución del ingreso, tarifas del transporte público subvencionadas benefician a millones de personas, especialmente aquellas de bajos ingresos. Es una forma efectiva a través de la cual el Estado llega a los bolsillos de la gente. Está práctica de política pública está enraizada en la memoria colectiva. Ahora bien, si tanto te preocupan los dueños de Hummer ponles un impuesto anual a los vehículos particulares que tenga cilindradas por encima de 2.500. No quieras matar unas cuantas cucarachas en la casa colocando una dinamita/gasolinazo. Y los contrabandistas más palo estatal. La policía, el ejército, los “corta-palos” y los movimientos sociales contra el contrabando, no es posible que tanta gente no pueda ser más efectiva. Usar una pequeña devaluación del tipo de cambio también no sería una mala idea para desestimular el comercio ilegal.Cabe también recordar que las subvenciones están beneficiando al sector productivo, especialmente la agroindustrial, que genera exportaciones y empleo. Huelga recordar que la mayoría de los países desarrollados subsidia sus sectores agrícolas. Los brasileños subsidian su programa de etanol hace más de 30 años y con esto lograron reconvertir su parque automotor, ahora más del 50 por ciento de los automóviles en el vecino país usan alcohol de caña de azúcar. Por supuesto, el sector privado, que se beneficia del subsidio, en contrapartida, debería aumentar sus niveles de productividad, esto lo puedes pactar con los productores nacionales”.Nuevamente interviene el neoliberal y dice: “Estimado neokeynesiano, Usted tiene más corazón que cabeza. Para nosotros la eficiencia está por la encima de la equidad. Además, si tanto le preocupa la gente, con los recursos recuperados de los subsidios podemos hacer programas sociales focalizados en las personas que más necesitan. También se podrían entregar más bonos para la gente. La fila es larga, están los jóvenes, las viudas, hasta a los analistas, de todo tipo, que tanto molestan. Digo más mi estimado amigo, te recuerdo que esta idea tiene el respaldo del FMI, que nos recomienda hacer una gasolinazo al estilo de viejo cantor español, Rafael, “Poco a poco”. Es decir un gasolinazo con anestesia.”Calma con la mano invisible compañero, interrumpe el economista progresista: eso de focalizar es para los países ricos y para los burócratas de Banco Mundial, que les gusta contar pobres y ganar plata con ello. Pero en una sociedad donde los pobres son la mayoría, buscar un grupo de elegidos no funciona y suena a paternalismo. Los bonos para otros grupos puede que ayuden pero fomentan el rentismo. ¡Pare de sufrir! Espere sentado su bono u organice su movimiento social para conseguir alguna dádiva del Estado. Ahora la idea del gasolinazo, tanto en su versión suave o de choque, no va funcionar. Mejor explorar otros caminos más creativos. No es buena idea intentar otro suicidio, puede que no haya vuelta atrás”.La conversación entre el neoliberal y el economista progre continuó y derivó en las propuestas, que ahora no me da tiempo ni espacio para contarles, pero lo haré en otra entrega dominical.El Día – Santa Cruz