La enfermedad de Chávez acelera el nacimiento del poschavismo

Las incógnitas que rodean la enfermedad de Hugo Chávez han provocado que ya se empiece a especular sobre cómo podría ser un escenario de una Venezuela sin Chávez. Con respecto a las elecciones presidenciales del 7 de octubre se barajan cuatro opciones: que se celebren con un Chávez recuperado (o al menos con fuerzas suficientes para encarar el reto), que tengan lugar sin la presencia de Chávez (pero con un candidato chavista) o incluso que se aplacen por la vía constitucional o que se suspendan.El propio chavismo admite que la enfermedad del Presidente tiene muy preocupado al régimen: ”el presidente tiene cáncer. No es cualquier cosa y cualquier conflicto se puede desatar”, confesó uno de los coordinadores del comando de campaña de Hugo Chávez, el gobernador de Portuguesa Wilmar Castro.Y Chávez ha hecho evidente en más de una ocasión el duro combate que está enfrentado contra la enfermedad. A principios de abril en una misa celebrada en su estado natal de Barinas, Chávez se emocionó, lloró y dijo lo siguiente: ”dame tu corona Cristo, dámela, que yo sangro, dame tu cruz, cien cruces, pero dame vida, porque todavía me quedan cosas por hacer por este pueblo y por esta patria, no me lleves todavía, dame tu cruz, dame tus espinas, dame tu sable que yo estoy dispuesto a llevarlas, pero con vida, Cristo mi señor”.Nelson Bocaranga, un periodista de mucho prestigio en el país y con acceso a fuentes privilegiadas, lleva semanas advirtiendo sobre la gravedad del estado de salud del Presidente. En su último artículo asegura que Chávez tiene el fémur fracturado por culpa del tratamiento contra el cáncer y por eso ya no puede caminar sin ayuda: ”más que la enfermedad, que se esparce, lo que más lo afecta es sumirse en una depresión acompañada de los dolores provocados por las lesiones orgánicas y especialmente en los huesos de la cadera”.Plan A: Resistir es vencerAnte esta situación para las elecciones presidenciales del 7 de octubre podrían plantearse hasta cuatro escenarios.El primero es que Hugo Chávez consiga superar la enfermedad, o al menos resistir hasta la celebración de los comicios.La principal carta del chavismo para ganar y del régimen para perdurar es que Chávez sea candidato pues aventaja en 18 puntos al candidato de la oposición, Henrique Capriles, según un sondeo de la encuestadora Hinterlaces.Este sondeo, realizado entre el 24 de febrero y el 1 de marzo, indica que un 52% de los consultados votarían por Chávez si las elecciones presidenciales fueran el próximo fin de semana, frente a un 34% que manifestó su predilección por el candidato opositor.La medición más reciente, publicada a fines de marzo por la firma Datanálisis, otorga a Chávez el 44,7% de la intención de voto, y a Capriles, el 31,4%.Incluso, Datanálisis en su informe Articulación del Chavismo y Sucesión señala que: “por primera vez desde que el presidente Chávez asumió la primera magistratura, la oposición cuenta con posibilidades reales de ganar luego de una exitosa jornada primaria el pasado 12 de febrero. Por otro lado, la opción oficialista, aunque ciertamente favorita, acusa serias incertidumbres ante el estado de salud de su candidato. Dichas incertidumbres se acentúan dada la política de secretos y desinformación que distintos voceros del Gobierno adoptan al tratar la enfermedad del Presidente”.Por eso, desde ciertos círculos oficialistas se asegura que el mandatario venezolano reanudará su actividad política entre julio y agosto.Mientras tanto, incluso la victoria con Chávez a la cabeza requiere de unidad, algo que parece obsesionar al chavismo pues no estaría garantizada al 100%. Jorge Rodríguez, que encabeza el Comando Carabobo en el estado Apure, ha abogado por ”la unidad, la unidad, la unidad de todas las fuerzas de la revolución, no es poca cosa lo que nos estamos jugando”, y pronosticó que “vamos a revolcar al majunchito”.Y el gobernador del estado Barinas, Adán Chávez, ha hecho algo similar: “¡Unidad, unidad y unidad y seremos invencibles! Hacia la gran batalla de Carabobo del 7 de octubre, hacia esa gran victoria contundente para desde ahí, en adelante, acelerar la construcción de nuestro socialismo bolivariano”.El Plan B: chavismo sin ChávezEl segundo escenario corresponde a la posibilidad de que Chávez pueda renunciar de forma inmediata ha ido cobrando fuerza las últimas semanas. El oficialismo no admite esta posibilidad. En una entrevista a El Nacional el pasado 2 de marzo, el ministro de Comunicación e Información, Andrés Izarra, declaró: “La sucesión de la candidatura no está planteada. Nuestro candidato es Chávez”.Pero algunos recientes hechos estarían preanunciando la posibilidad de que Chávez no fuera candidato.Es por ejemplo la designación de un nuevo órgano de consulta de su gobierno, el Consejo de Estado, que será presidido por el vicepresidente Elías Jaua.La conformación del nuevo órgano, que se estipula en la Constitución de 1999 pero que nunca antes había sido creado, fue acelerada en los últimos días. El Consejo podría ser el organismo encargado de asumir el poder en caso de ausencia permanente de Chávez.Son miembros del Consejo el periodista y ex vicepresidente José Vicente Rangel, el embajador de Venezuela en la Organización de Estados Americanos Roy Chaderton, el representante ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU,Germán Mundaráin, el escritor Luis Britto Garcíay el almirante Carlos Rafael Giacopini.En esta coyuntura la clave sería saber quién podría ser el sucesor de Chávez como candidato presidencial. Dos nombres sobresalen por encima de los demás: Diosdado Cabello, respaldado por el estamento militar, y Nicolás Maduro por los civiles.Entre los civiles, de todas formas, no hay tanta claridad en cuanto al liderazgo que entre los militares. Maduro tiene muchos rivales y uno de ellos es Elías Jaua -42 años, actual vicepresidente de la República- quien aglutina mayor intención de voto entre el chavismo: 29,5%, de acuerdo al estudio de Datanálisis. Le sigue Nicolás Maduro -ex dirigente sindical, 49 años, actual canciller-, con 23,3%.Maduro también tiene enfrente opciones no descartables, como el hermano de Hugo Chávez, Adán Chávez, u opciones más improbables como la hija del Presidente. De todas formas, en los último meses, Maduro ha subido como la espuma y se ha ido posicionando muy bien, explotando su antiguo perfil de líder sindical, formado políticamente en la Liga Socialista.En 1998 se unió al chavismo del Movimiento V República, y apenas dos años después llegó a la Asamblea Nacional, para ser reelegido en 2005. Hugo Chávez lo convocó a formar parte de su gabinete en 2006, en calidad de canciller.Sergio Dahbar, periodista y escritor venezolano, considera que “Maduro podría ser un buen líder del PSUV, pero tiene el mismo problema que las otras figuras del chavismo que han sonado como sucesores, el vicepresidente Elías Jaua y el actual presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello: ninguno tiene la popularidad para aglutinar el apoyo que capta Chávez. Dudo de que sean hombres a los que el chavismo apoyaría decididamente”.Nelson Bocaranda aseguraba hace unos días que el Canciller Maduro era el elegido por Hugo Chávez para sucederlo aunque también admitía que “la reacción del ala uniformada no se hizo esperar. Me llamaron, a través de intermediarios, para señalarme que Chávez nunca dejaría a un civil como su sucesor. Que el compromiso con sus compañeros de uniforme estaba por encima de todo. Que ésta es una revolución militar y que de lo contrario, respetar y obedecer las órdenes de un civil, aunque sea el más chavista de todos, les sería muy difícil de aceptar”.Así pues, la “opinión militar es muy importante. Y creo que esa opinión la domina, mayoritariamente, Diosdado Cabello, por venir de las filas militares. Los últimos 35 generales que fueron ascendidos al grado de general de Brigada son individuos de una gran afinidad y unión con Diosdado. Además de eso, la mayoría del alto mando militar está en obediencia con él”.Ante una posible ausencia de Chávez, la pelea entre los distintos grupos podría degenerar en el derrumbe del propio régimen, Muchos recuerdan unas palabras de Adán Chávez en febrero dirigidas posiblemente hacia algunos de sus rivales (¿Diosdado Cabello, quizás?): “muy importante es advertir a todo el pueblo, camaradas, sobre el gran daño que pueden hacer estas personas al proyecto bolivariano y socialista que se desarrolla en nuestra nación; los que traicionaron y se fueron, y los pocos que pudiesen quedar dentro del proceso, los cuales debemos detectar y denunciar, para no permitir que tengan ni la más mínima posibilidad de infestar nuestra revolución”.El Plan C: el quiebre constitucional o inconstitucionalUn aplazamiento o una suspensión de las elecciones representarían un importante quiebre político de carácter constitucional en caso de aplazamiento de octubre a diciembre, por ejemplo (la Constitución prevé esa posibilidad) o inconstitucional en caso de suspensión.En ese contexto, Hugo Chávez pidió al Consejo de Estado que analice la posibilidad de salirse de la Comisión Interamericana de los Derechos (CIDH): “voy a pedir que se instale lo antes posible el Consejo de Estado para analizar informes sobre este tema y le he pedido al doctor José Vicente Rangel y a Luis Brito García, para que se incorpore”.Como señala la politóloga María Teresa Romero a Infolatam “el retiro de Venezuela de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) implicaría abandonar la OEA. Esta decisión, anunciada por el propio Hugo Chávez antes de su más reciente viaje a Cuba y en medio de fuertes rumores sobre su salud, podría significar que el gobierno está preparando una transición política dentro o incluso fuera de la Constitución y tratando de evitar posibles sanciones internacionales”.El ex secretario de Estados Unidos ante la Organización de Estados Americanos (OEA), Roger Noriega, en un editorial publicado en el portal de Internet de InterAmerican Security Watch, titulado “Después de Chávez, un Estado narco” aseguraba que existe un plan de emergencia que incluye la suspensión de las garantías constitucionales ante cualquier señal de agitación política que amenace la supervivencia del chavismo sin Chávez.Sin embargo, para María Teresa Romero, “que no haya elecciones a través de un autogolpe (decretando un estado de excepción o emergencia) o mediante el diferimiento de esas elecciones para el 2013, aunque posibles, ambas opciones son difíciles de llevar a cabo e implicarían un alto costo político nacional e internacional para el gobierno. También es posible que las mismas tan sólo formen parte de la tradicional estrategia gubernamental para producir incertidumbre, miedo y zozobra nacional, con lo cual logra atención permanente”.En definitiva, que nada es seguro en la Venezuela de Hugo Chávez, cuyo régimen y cuya vida atraviesan el momento más delicado desde el golpe de Estado de 2002. Incluso, el analista Luis Vicente León apunta otra posibilidad que sería rizar el rizo: “el presidente puede estar anticipando un regreso triunfal y, en ese contexto, mientras más duras sean las especulaciones sobre su salud, menos necesitará sorprender a su vuelta”.Infolatam