Inteligencia y supervivencia

Álvaro Riveros Tejada

Riveros Son innúmeras las pruebas que nos demuestran que los servicios de inteligencia que emergen de países que luchan por su supervivencia como: Israel, Taiwán o Cuba suelen ser los más eficientes, dadas las condiciones en que deben desenvolverse. La permanente lucha de estos países en contra de los enemigos que amenazan su integridad hace que sus organismos de seguridad y contrainteligencia y sus propios pueblos y organizaciones sociales deban estar atentos las 24 horas del día, desarrollando ingeniosas argucias para mantenerse invulnerables ante el peligro. En cambio países grandes y ricos como los EE.UU., pese a haber sufrido los embates del terrorismo, suelen aburguesarse hasta el extremo de olvidar sus más elementales normas de seguridad.

Es el caso israelita por ejemplo, donde el MOSSAD constituye una de las agencias de inteligencia más eficaces del mundo, pues debe lidiar a tiempo completo con la amenaza de centenares de enemigos que se han impuesto el objetivo de hacer desaparecer al estado judío y, salvo esporádicos atentados que sufren fuera de su territorio, como el reciente de Bulgaria, es casi imposible que oigamos de ataques a lo interno de sus fronteras, como el del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York; el ocurrido hace unos días en una sala cinematográfica de Aurora-Colorado; o de fanáticos musulmanes que darían su vida, como en Irak, para inmolarse dentro de algún barrio de Jerusalén ¡He ahí la diferencia!



En el caso cubano, cuya supervivencia depende casi en su totalidad de los 110000 barriles de petróleo diarios que Venezuela envía a la isla, es menester que los servicios de inteligencia del G2 acudan a cualquier añagaza para cuidar dicha “ayuda” y velar por el sostenimiento de Chávez induciendo por ejemplo: su falsa enfermedad, para aumentar su declinante popularidad, concitando la lástima de su pueblo y el consiguiente voto piadoso que lo mantenga en el poder a partir de las elecciones de Octubre. Para ello, echan mano a esteroides y anabolizantes que lo deformen físicamente en forma momentánea y lo vuelvan más grotesco de lo que es, dándole el aspecto de un enfermo terminal.

A partir de ese objetivo, dicho ardid conlleva también el propósito de magnificar el mesianismo del apostata, atribuyendo su mejoría a un milagro divino, gracias a su conversión religiosa. Asimismo, la mentada ciencia médica cubana gana lauros que ayudan a atrapar incautos pacientes de Miami.

Sin embargo, lo esencial siempre será asegurar la continuidad del régimen títere y el indiscriminado flujo de petrodólares hacia el sindicato de países que comulgan con la filosofía del Foro de Sao Paulo y están coaligados en el ALBA. Una vez reelecto Chávez, ya no importará su muerte pues resultará mucho más fácil sustituirlo por un nuevo actor que comprenda mejor la importancia de la “inteligencia en la difícil tarea de la supervivencia”.