Evo, ALBA y CELAC

EVOCELAC Evo Morales arribó a la cumbre CELAC-UE con su guión de socialista del siglo XXI, señalando que en el encuentro se debe “dejar de lado el sometimiento al mercado”, porque “cuando nos sometemos al mercado hay problemas de carácter económico social, hay problemas de pobreza”.

El discurso del cocalero, además de no concordar con la realidad económica -ya que los gobiernos que le han dado la espalda a los mecanismos de mercado resultaron ser los mayores fabricantes de miseria-, es un síntoma del ambiente ideológico preparado por los países del ALBA de cara a este evento, donde aspiran a bloquear las intenciones europeas de conseguir avances en materia de seguridad jurídica para las inversiones.

Muestra de esto ha sido la maniobra por la cual la delegación venezolana impuso su redacción en la declaración final de la cumbre, eliminando precisamente una frase que aludía al respeto para las empresas extranjeras en Latinoamérica.



Cláusula que habría supuesto una importante reducción en la política de discrecionalidad que los regímenes neopopulistas gustan de imponer a las economías que caen en sus manos, necesaria para la ampliación de la burocracia y el clientelismo que es su oxígeno vital.

El encuentro se inicia en medio de las protestas por el hecho de que sea el dictador cubano, Raúl Castro, quien presida la CELAC por estos días, en un organismo que se precia de democrático.

El asunto es una muestra más del copamiento de distintas estructuras regionales por un club político, cuyas inclinaciones pueden terminar aguando la posibilidad de una mayor libertad comercial entre América Latina y Europa.

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