Al tiempo de reinventar la historia a su gusto, afirmando que Evo Morales habría ganado las elecciones del 2002, el vicepresidente Álvaro García Linera también atacó a la Iglesia Católica diciendo que “tenía mucho poder político” y que se dejó usar por el gobierno de Gonzalo Sánchez de Lozada.
En declaraciones realizadas este domingo, Qananchiri (su alias cuando integraba la banda terrorista del EGTK) dijo que, en base a rumores e “información extraoficial” el verdadero ganador de los comicios presidenciales citados habría sido el “Jefazo” cocalero.
La temeraria afirmación del vice, carente de toda prueba, pone sin embargo en evidencia uno de los factores que llevaron a la consumación del alzamiento armado del 2003 contra el orden constitucional: el apuro del Movimiento Al Socialismo y sectores afines por acceder al poder, sin esperar a la finalización de la gestión del gobierno electo.
En el marco de estas aseveraciones, García Linera también se despachó contra la Iglesia Católica, por el simple hecho de haber propiciado un Reencuentro Nacional en el 2003, iniciativa de pacificación que obviamente iba en contrarruta a la agenda violentista de la izquierda radical.
Por una parte, las declaraciones de Qananchiri demuestran que, por más que se ensaye un engañoso discurso de acercamiento a la Iglesia Católica por razones meramente electorales, la inclinación fuertemente antirreligiosa de los sectores marxistas que integran el oficialismo permanece incólume.
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Por otro lado, se evidencia un esfuerzo por justificar la insurrección contra un gobierno constitucional tratando de desconocer su legitimidad. Intento que en realidad revela una profunda vocación autoritaria, poco afín con las reglas de juego de la democracia…