Cinco sexos

Luis Christian Rivas Salazar

LUIS CHRISTIAN La filósofa Anne Fausto-Sterling es bióloga del género, genetista del desarrollo y profesora de ciencia médica en la Universidad de Brown de Estados Unidos, ha escrito “Mitos del Género: Teorías Biológicas Sobre Hombres y Mujeres” (1992), y “Sexuando el Cuerpo: Política del Género y la Construcción de la Sexualidad” (2000). Ella sostiene principalmente que: “la división de la especie humana en dos grupos sexuales no es un hecho natural”.

Su artículo más conocido: “Los cinco sexos. Por qué no son suficientes macho y hembra”, es un documento muy interesante que nos libera de las ataduras que conocemos sobre la tradicional división de los seres humanos en hombrecitos y mujercitas. Un hecho tan falso, como la errónea creencia que tenían los hombres sobre la teoría geocéntrica.



Mis estudios filosóficos me introdujeron al tema mediante Platón, quien en: “El Banquete”, expone una serie de ideas sobre el amor, dentro de las cuales está la teoría de Aristófanes, quien nos dice que el amor: “es el más filantrópico de los dioses en su calidad de aliado de los hombres y médico de los males” y nos habla de un tercer sexo humano primitivo, a saber, el andrógino. Para Aristófanes, en un principio los seres humanos tenían doble número de miembros sexuales, algunos eran dos hombres a la vez, otras dos mujeres y los terceros: hombre y mujer a la vez, pero Zeus se vio obligado por la altanería e intromisión de los humanos con doble sexo a cortarlos en dos, operación que practicó con la ayuda de Apolo; y desde entonces cada ser humano siente la necesidad de unirse a su mitad, que fue separada de él por voluntad divina, pero partícipe de su misma naturaleza. En palabras más simples, desde que Zeus nos dividió, cada uno siente la necesidad de buscar y unirse a su media mitad sea hombre o mujer.

Esta fabulosa lectura, me mostró a unos griegos excepcionalmente tolerantes frente a la sexualidad, como pocos contemporáneos. La palabra “hermafrodita”, proviene de las voces y nombres griegos: “Hermes” y “Afrodita”, ambos dioses de la mitología griega. Hermes es conocido como el mensajero de los dioses, el protector de la música, el controlador de los sueños y el protector de los rebaños; mientras que Afrodita es la diosa del amor sexual y la belleza, y, estos dos dioses engendraron a Hermafrodito, quien a los 15 años se volvió medio macho y medio hembra cuando su cuerpo se fundió con el cuerpo de una ninfa de la que se enamoró.

Seguía indagando sobre tan apasionante tema erótico hasta llegar a Mario Vargas Llosa y “Los cuadernos de Don Rigoberto”, en la carta: “La rebelión del clítoris”, encontré la conexión entre el colectivismo y la sexualidad, y me enteré que aparte de la clásica división machos y hembras, existen la división otorgada por Fausto-Sterling: “herms” (el nombre de los hermafroditas verdaderos, las personas nacidas tanto con un testículo y un ovario); “merms” (seudohermafroditas masculinos, que nacen con testículos y algún aspecto de los genitales femeninos); y “ferms” (seudohermafroditas femeninos, que tienen ovarios combinados con algún aspecto de los genitales masculinos). Gracias a este experimento mental sabemos que existen cinco sexos, no dos, en “The five sexes. Revisited”, nuestra bióloga nos dice que las fronteras para definir lo femenino de lo masculino se ha hecho más difícil, quien sabe si este número provisional de sexos puede ser innumerable, por ejemplo, en 1947, el doctor Ferdinand Levin Strauss constató la existencia de un paciente con dos penes y una vagina, ¿Cómo clasificarlo?

Existen un miedo en la ciencia por tal confusión de los géneros, lo más cómodo es clasificar al recién nacido en hombre o mujer, pero día tras día por cada 1.000 niños nacidos, 17 nacen con genitales que no son fácilmente reconocibles, hasta un 1,7 % de la población mundial presentaría en su cuerpo algún tipo de variación de lo que consideramos masculino o femenino, otros estudios establecen un 4%, pero sumados los intersexuales podrían poblar un continente. Este menosprecio por su reconocimiento acarrea problemas psicológicos como físicos, por eso, Alemania es el primer país europeo en permitir que no se registre el sexo de los recién nacidos en los certificados de nacimiento.

Ni varones ni hembras, sino seres humanos que tienen la coalición en un sólo individuo de gónadas, hormonas y composición de cromosomas que producen seres humanos más complejos que la tradicional división hombre y mujer. Esto es difícil de comprender para muchas personas, especialmente machistas y “feminazis”, quienes no comprenden que el ser humano científicamente no está dividido en dos rebaños, sino que el individuo es único e irrepetible. Con razón, John Stuart Mill aborrecía la “normalización” que impone arbitrariamente la sociedad, lo mejor está en lo distinto, en lo diferente, en lo raro, en lo único.

La genetista nos presenta el caso de Emma, quien había crecido como hembra, tenía un clítoris del tamaño de un pene como una vagina, lo que le hacía posible tener sexo heterosexual “normal” tanto con hombres como con mujeres. En su adolescencia Emma había tenido sexo con un cierto número de muchachas; a los 19 años de edad se había casado con un hombre. Desafortunadamente, el marido le había dado a Emma poco placer sexual (aunque él no había tenido nada de qué quejarse), así que a lo largo de este matrimonio, Emma había tenido paralelamente sus “amiguitas”… los médicos le ofrecieron tratamiento para ser hombre, circunstancia que hubiera sido relativamente fácil provocar. Pero la réplica de Emma es un decidido voto a favor del propio interés: “¿Tendría usted que sacar esta vagina? Eso no me gustaría, porque es mi vale de comida. Si usted hiciera eso, yo tendría que dejar a mi marido e irme a trabajar, así que creo que la conservaré y seguiré siendo como soy. Mi marido me mantiene bien, y aunque no tengo ningún placer sexual con él, tengo muchísimo con mis amigas”.

La doctora Fausto-Sterling se ocupa de estos seres humanos, a quienes la sociedad los obliga a “normalizarse”, ellos tienen pene y clítoris al mismo tiempo, uretras y vaginas, menstrúan y tienen espermatozoides al mismo tiempo. Ella nos enseña que la sexualidad es algo para ser celebrado por sus sutilezas, y no algo para ser temido o ridiculizado, descubrir que el ser humano puede ser único eróticamente, para mí es de gran deleite intelectual y se lo debo a Don Rigoberto.