Modelos y antimodelos de gestión municipal

Emilio Martínez*

rouge et noir En los últimos años la alcaldía de La Guardia, otrora considerada un modelo de gestión municipal a nivel nacional, se ha ido a pique en casi todos los indicadores, primero a raíz de la toma de esa comuna por el partido oficialista, y luego por una serie de golpes y contragolpes entre facciones de esa fuerza política.

Con la inestabilidad ha venido el derrumbe administrativo y la parálisis del gobierno local. De manera que La Guardia ha quedado reducida a la condición de antimodelo de gestión.



El caso diametralmente opuesto es el de la alcaldía de Cotoca, hasta hace algunos años caracterizada por disputas que incluían el pistolerismo. Sin embargo, tras la llegada de Wilfredo Añez a la comuna se ha logrado pacificar Cotoca y darle estabilidad al municipio.

En buena medida, este objetivo se alcanzó por medio de una política de transparencia que le da certidumbre a la ciudadanía sobre el buen uso de los fondos públicos.

La herramienta utilizada ha sido la apertura a la fiscalización de la sociedad civil, por medio de mecanismos de rendición de cuentas y una amplia participación del Control Social.

Por ejemplo, la planificación anual de inversiones se realiza a través de un diálogo con los dirigentes vecinales, mientras que la evaluación semestral de la ejecución está a cargo de los presidentes del Control Social.

Con estas medidas, Cotoca se ha colocado entre los tres municipios con mayor apertura a la fiscalización en el departamento de Santa Cruz y entre los veinte más transparentes del país, algo que acreditan la Asociación de Comités de Vigilancia de Santa Cruz (Acovicruz) y la Red de Participación Ciudadana y Control Social (PCCS), en estudios respaldados por la cooperación internacional.

*Escritor y analista político