Armando Loaiza, hombre de bien

ERVEduardo Rodríguez Veltzé*Conmovido por la noticia del fallecimiento de Armando Loaiza, deseo con estas  líneas celebrar a un hombre de bien, a un servidor público íntegro, a un profesional destacado y a un entrañable amigo.Conocí a Armando en los tempranos noventa, en el Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, un tiempo en el que aprendí de su dedicación por el estudio del Derecho Internacional y por su fina diplomacia.Lo acompañé en una delicada gestión, la renegociación del tratado de extradición entre Bolivia y los Estados Unidos de Norteamérica de 1900. Los cambios de gobierno, en ambos países, nos alejaron de la tarea que concluyó con un instrumento en 1995 y cuyo contenido final se distanció mucho del que habíamos comenzado a forjar.En junio de 2015, cuando asumí la Presidencia de la República por mandato del Congreso, pedí a Armando, quien por entonces se desempeñaba como Embajador en Montevideo, me acompañe como Canciller.Estuvimos juntos siete meses y días en la compleja gestión del Gobierno, tuve en él a un colaborador leal  y dedicado.En el marco de una política exterior de buenas relaciones y con todos nuestros vecinos, concurrimos a los compromisos y cumbres internacionales de ese tiempo.Fue particularmente importante la gestión que realizó con sus pares de la República de Chile, aproximando y concretando una agenda de varios puntos que restableció la confianza mutua bilateral, que siguieron luego los gobiernos de Bachellet y Morales.Es destacable la gestión diplomática cumplida por Armando para concretar con Chile  para la circulación de ciudadanos sólo con cédula de identidad y la actualización de los Acuerdos de Complementación Económica (ACE22).Volvimos a encontrarnos en La Paz y en  La Haya con motivo de las reuniones del Gobierno con excancilleres para dialogar sobre la causa marítima y en ocasión de las audiencias orales celebradas en la Corte Internacional de Justicia.Armando tenía una visión muy clara sobre el transcurso de las relaciones bilaterales con Chile y sus repercusiones en la región y el mundo. Participó crítica pero constructivamente en diversas reuniones en las que  su criterio fue siempre bien valorado.Un desafortunado incidente periodístico, que no fue bien comprendido, terminó de manera poco convencional su última misión diplomática ante el Vaticano. Armando lo supo sumir con su verdad y con la templanza de un hombre íntegro.Consuelo para su familia y gratitud a Armando por su servicio a la patria y más allá de sus fronteras, donde sirvió como diplomático con tanta vocación de paz y justicia, como funcionario ejemplar, profesor de la academia y, sobre todo, hombre de fe,  de bien.*Ex presidente de BoliviaPágina Siete – La Paz