Entró a la cárcel porque se enamoró de un “tramposo”

Click to enlarge image Foto_2.jpgTARIJA.- Cómo podría explicar en lo que me había convertido o más bien, en lo que se convirtió mi vida, después de conocer a un estafador?, se pregunta, Lidia, una mujer de 34 años de edad que estuvo detenida en una carceleta de provincia durante 95 días y su único error fue enamorarse de un hombre que le obligó a firmar documentos por el que la detuvieron.La mujer cuenta que vivía en Entre Ríos, tenía unos padres que, aparte del problema de tener sólo una hija, tenían problemas con el alcohol y esto le provocó un deseo irrefrenable por independizarme y dejar de sufrir las consecuencias de sus borracheras.No tuvo ningún vicio, mucho menos le gustaba las fiestas; sin embargo, a los 25 años comenzó toda su “cruz”, como indica ella. Se enamoró de un hombre 20 años mayor que ella. Quedó embarazada y quiso abortar: tomó gasolina, preparó hierbas, nada sirvió, tuvo su hijo y, aunque su madre se opuso, se casó.Relato“Si Dios hubiese querido que aborte lo hubiera hecho, pero no quiso, pero ahora yo se que ahora tengo alguien por quien luchar”, apuntó, antes de comenzar a relatar lo que le pasó.Lidia tuvo una vida de comodidades: casa, ropa, viajes, pero ante su esposo debía ser una mujer sumisa, vestía de faldas largas y blusas sin escote porque esa era la ropa que compraba para ella.Indicó que su matrimonio no duró mucho, (cinco años), porque la golpeaba mucho, además él se fue con otra; pero, el hombre le había dejado con la casa y las cosas que habían comprado juntos. Se dedicó a su hijo; los intentos de abortos no le permitieron tener más.Pero, cuenta que ese su primer matrimonio fue el inicio de una vida dura, porque conoció a otro hombre más joven que ella. Se enamoró, ella le complacía sus gustos, viajes, ropa y, además, le ayudo a conseguir trabajo en una institución pública de ese municipio.Esa fue su condena: pasaron un tiempo y él le pidió que firmara unos papeles, ella sin pensarlo y queriendo ayudarle firmó sin haber leído lo que indicaban esos documentos, poco después Lidia fue aprehendida por estafa, mientras que el hombre al que le dio todo viajaba a la Argentina.La mujer que fue víctima del amor que sentía por esa persona, cuando se refiere a su hijo respira profundo. Pone sus manos en el pecho, justo en el corazón. Se limpia las lágrimas. Se siente culpable, porque por haberse enamorado estuvo más de tres meses en la cárcel y sabía que por su pasado judicial no iba a poder tener un buen trabajo. “Le rogaba a Dios para que me ayudara y así pueda salir y estar con mi hijo”, contaba Lidia con llanto y rabia.La mujer para continuar con la entrevista junta sus manos, mira hacia el suelo, suspira y ríe, esta vez de felicidad. “Después de muchos días Dios me concedió el milagro y puedo estar nuevamente con mi familia, mi hijo, mis amigos quienes me apoyaron siempre”, cuenta, al ver como se acerca su hijo para pedirle que deje de llorar, ella gritando dice, “Lloro de felicidad, porque Dios nunca me abandonó”.Sin embargo, ella sabe que no cometió un delito, su error fue enamorarse de la persona equivocada la que le llevó a hacer cosas sin haber leído o sin tomarlas en cuenta, como ella dice el amor te vuelve ciega. “Estos meses en la cárcel han sido difíciles y sé que se hizo justicia, porque no hice nada malo”, menciona.Han sido 95 días lejos de los que ama, pensando en lo que fue y en lo que pudo ser. Para Lidia estar en la cárcel ha sido doloroso, pero se apega a Dios, el único amigo que no la ha defraudado. Cuando se le acercan y la abrazan, llora y bendice, “Desde ahora soy una persona nueva y ahora me dedicaré a cuidar a mi hijo y a trabajar por él”, manifestó.Lidia, hizo recordar que una juez en el municipio donde nació le dio una libertad irrestricta hace unos meses atrás porque no se encontró responsabilidad en los documentos firmados y ahora el hombre del que se enamoró no se tiene conocimiento, “espero nunca volver a saber de él”, aclaró.Para finalizar la entrevista, la mujer treintañera que parece de cincuenta, por los dolores de la vida, dice ella, pidió a las mujeres y más que todo a las adolescentes que tomen las mejores decisiones y que nunca se vayan por el mal.“Tomen mi testimonio de vida como algo que podría pasarles si hacen las cosas mal, a veces Dios castiga por alguna decisión que se toma, pero también enseña al castigar y por eso espero que tomen buenos caminos y no pasen martirios y lo principal es que se enamoren de hombre buenos”, concluyó.EL PAIS EN / TARIJA / SAÚL CARDOZO