Daño colateral, desgracia universal

José Luis Bolívar Aparicio*Un pequeño hombre encorvado por los años, con las manos delgadas, casi transparentes, aleopardadas en la piel donde resaltaban gruesas venas que parecían hacer circular tinta azul por sus venas.Vestía un mameluco plomo, mientras que con un trapeador intentaba dejar relucientes azulado vinil de un largo pasillo en el Pabellón “C” del Reclusorio Norte del Distrito Federal en la República Mexicana.Sus 69 años lo doblaban y enviaban su mirada permanentemente al suelo, pero no solo eso lo tenía maltrecho, una paliza reciente casi lo sentencia a muerte, y lo dejo demasiado malherido y casi incapaz de valerse por sí mismo.Pero si quería permanecer en el bloque donde otros reclusos contemporáneos pudieran cuidarlo, debía cumplir con sus tareas de aseo y limpieza para no ser trasladado a otras dependencias donde podrían extorsionarlo, explotarlo y hasta abusar de él.La causa de la golpiza que le propinara un chicano de gruesa contextura y muy mal humor tuvo su origen en un descuido del hombre que hace dos semanas debido al Parkinson que le aquejaba mientras circulaba hacia su mesa, dejó caer sobre la espalda del desaforado un poco de la bebida servida para el almuerzo.Cuando reaccionó el malandro le gritó de todo al anciano, que en vez de asustarse o temerle le increpó con un “NO ME GRITE SU CUNUMI E’MIERDA!!!”Quizás fue la forma en que se plantó el viejo hombre, quizás fue que no le gustaba que alguien le levante la voz, pero lo más seguro es que al ignorar el significado de la palabra “cunumi”, el abusivo no tuvo mejor idea que desfogarse con el pequeño indefenso y casi matarlo a golpes.¿De cómo me animo a afirmar dicha teoría?, es que cuando hice un curso de especialización en Estados Unidos, más propiamente en Lackland Texas, un policía del país del tequila, se hizo amigo mío y conociendo mi origen me preguntó con mucha curiosidad: Usted que es boliviano, sáqueme de una duda por favor, ¿Qué significa cunumi?Es el denominativo que se le da al hombre de campo y humilde del oriente de mi país, le dije yo, es una palabra meramente camba, y puede tener connotaciones afectuosas o despectivas dependiendo mucho de las circunstancias y de quién y cómo lo dice, como sucede con la mayoría de los adjetivos calificativos para cualquier persona.¿Por qué? Fue mi consulta, y entonces me contó la historia que relato previamente, pero detallándome las razones de cómo aquel desafortunado camba llegó a estar detenido nada menos que en una cárcel mexicana.Don Rogelio (el apellido me lo reservo por razones obvias), era un maestro, casado con una profesora también, que había dedicado su vida entera a la formación de cientos sino miles de niños, niñas y adolescentes en su natal Santa Cruz desde los años 30 después de retornar de la guerra y haberse formado en Cochabamba como docente de música. Al comenzar su carrera se conoció con Adela, a quien llevaba por un año y que fue el amor de su vida y con la que ya iba compartiendo hasta entonces 44 años de matrimonio, en el que dio vida a dos hijas y un varón, que falleció durante la pequeña revolución el 21 de agosto de 1971.Ya jubilado se dedicó a disfrutar de su precaria renta, de la compañía de su esposa, de sus queridos nietos cuando podía pero ante todo de su música. Los mariachis le encantaban, y a través de grandes discos de vinilo le hacían rememorar en sus surcos melodías que lo transportaban a su añorada juventud.Un día llegó una de sus hijas, en un coche muy lindo y acompañada de su esposo, un brasilero que aunque no le caía muy mal a los padres, algo había que no llegaba a gustarles completamente, especialmente que hasta ahora después de 5 años de estar juntos, no se habían casado como Dios manda.La hija los reunió en la sala y les dio la gran noticia de que ella y su esposo en el agradecimiento a todo lo que habían hecho por ellos querían hacerles un regalo muy especial.Papá, ahora que ya están con tiempo, ¿por qué no se van a México y escucha en vivo sus queridos mariachis?, nosotros les vamos a regalar los pasajes y la estadía por una semana. Al llegar los va a recoger la agencia de turismo y se van a divertir como jochis en pantano.Los padres no podían estar más felices y aceptaron encantados y admirados por la generosidad de su hija y su esposo. El premio a tanto sacrificio en la vida había llegado y la hija les daba la más dulce muestra de amor.Al día siguiente llego la hija con dos maletas, les dijo que pongan ahí sus cosas y junto a los pasajes les dio sus pasaportes, los acompañó a la visa y les dio todas las instructivas para cuando llegaran al DF.Ambos arribaron más que felices al aeropuerto, y nerviosos como estaban por ser la primera vez que salían de su amada Santa Cruz, cometieron varias tropelías en un aeropuerto tan grande como el de la Capital Mexicana. Enseguida la policía se acercó a ayudarlos, pero los dejó curiosos lo pesadas y grandes de las maletas para dos ancianos que además solo iban a estar una semana.Los llevaron a migración y después de cuestionarles las razones de su viaje procedieron a revisar su equipaje. Era muy poca ropa y muy pocas cosas para pesar tanto, revisaron a fondo y encontraron en 4 dobles fondos 12 kilogramos de cocaína muy bien camufladas.La sorpresa, el dolor y los clamores de inocencia de nada sirvieron, ambos fueron detenidos y posteriormente sentenciados cada uno a 18 años de cárcel a los cuales solo ella sobrevivió.Como esta, son miles de millones las historias desgarradoras que arrastra la droga, que no solo afectan a los que la consumen, que ya de sobra llenan nuestro día a día desde las noticias hasta las narrativas que nos cuentan amigos, familiares y que muchas veces vivimos en carne propia, pues a casi nadie le debe faltar el familiar o amigo atrapado entre sus garras.También hay gente que como don Rogelio y su esposa, que pagaron caro la indecencia de quien absorbida por la codicia perdió toda conciencia y mandó a sus propios padres al infierno con tal de ganar el sucio dinero que su blanca muerte produce.Así es la droga, tiene el poder de convertirnos en monstruos, incapaces de pensar, de sentir, de analizar, de querer o perdonar. Su poder, aquel que puede transformarnos de miserables a millonarios de la noche a la mañana, no envilece de tal manera, que ya no somos capaces de entender si lo que estamos haciendo está bien o mal.Y así parece que estuviera el Poder hoy en día, drogado, puesto que es realmente triste ver como un Estado trata por todos los medios de justificar la promulgación de la nueva Ley de la Coca, sabiendo de sobremanera que más del 90% de la hoja verde que se produce en el Chapare va directamente a la producción de la cocaína. Dios permita que pronto se ponga freno a esta irracionalidad a nivel gubernamental, puesto que una manera también de ser genocida, es envenenar al mundo, produciendo un veneno de consumo universal.*Paceño, stronguista y liberal