Argentina. El drama de la joven boliviana que quedó paralítica tras el robo de su celular

Buenos Aires. La tiraron de un puente peatonal, sobre la General Paz. Desde entonces no puede mover las piernas ni los dedos de la manos.

El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

Nieves María Lizarazu Cabrera (29), la joven arrojada de un puente peatonal para robarle su celular.clarin.com

Los diálogos de una telenovela rompen el silencio. Las ventanas están abiertas y las puertas de las habitaciones también. La brisa es suave en el piso de clínica médica del Hospital Santojanni y, durante los 60 minutos del horario de visita, los murmullos se intercalan con los pasos de médicos y enfermeros. Del cuarto de Nieves María Lizarazu Cabrera (29) salen conversaciones de personajes de ficción. El resto es quietud.Julia Cabrera (50), su mamá, la cuida. Hace un año que es su sombra. La vida les cambió el 2 de diciembre de 2016. Esa noche Nieves volvía de trabajar en un taller de costura en Ciudadela, alrededor de las 21.15. Dos hombres empezaron a perseguirla y ella corrió. Asustada, llegó a gritar pidiendo ayuda e intentó cruzar el puente peatonal que une Ciudadela con Liniers, sobre la General Paz, a la altura de la calle Humaitá. La alcanzaron del lado de Capital.

El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

El puente de General Paz y Humaitá adonde tiraron a Nieves Lizarazu Cabrera (29) para robarle su celular. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

Según los testigos, empezaron a empujarla para sacarle el celular, tanto que la tiraron del puente, de unos seis metros de altura. Cuando estaba en el suelo, inconsciente y sobre un charco de sangre, los dos ladrones le revisaron los bolsillos y se llevaron su teléfono. Nieves quedó tendida en el piso y desde entonces nunca dejó el hospital.La mujer, que supo bailar en los carnavales de su Oruro natal, en Bolivia, pasó los primeros tres meses en terapia intensiva. El pronóstico era desalentador.Nieves se había mudado a Buenos Aires a los 23 años, por primera vez. Se había casado, ya tenía un bebé con su ex pareja y buscaba un futuro mejor. Cuatro años se quedó en la Capital Federal hasta que regresó a Oruro, una de las ciudades más altas del mundo.La víctima tiene un hijo en Bolivia y no lo ve desde hace casi dos años.“Me voy un añito más, nada más, no me voy a quedar allá”, les dijo a sus padres y, ya separada de su marido, les pidió que cuidaran de su hijo. Volvió a Argentina en busca de un empleo, como más de 350 mil bolivianos residentes, según el censo 2010. Aunque se estima que son más de un millón los que llegan al país a trabajar.



El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

El puente de General Paz y Humaitá adonde tiraron a Nieves Lizarazu Cabrera (29) para robarle su celular. Foto Rolando Andrade Stracuzzi

“A fines de enero tenía que regresar, porque el nene estaba allá en Oruro, por empezar el ‘kinder’ (preescolar) y ella tenía que cuidarlo. Pero le pasó esto”, cuenta Julia a Clarín en el pasillo de habitaciones impares del hospital de Liniers. “Esto” fue el robo, el intento de homicidio, las heridas y una recuperación que no termina. Después de estar intubada, en coma inducido y a la espera de un milagro, a Nieves la trasladaron a una habitación común.Después quedó lo peor: el “politraumatismo con shock medular cervical por fractura” la dejó postrada. No puede mover las piernas ni los dedos de las manos. El pronóstico es reservado. No saben cuánto tiempo más tiene que estar internada ni tampoco si algún día mejorará su condición.

El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

El puente de General Paz y Humaitá adonde tiraron a Nieves Lizarazu Cabrera (29) para robarle su celular. Foto Mario Sayes

Julia Cabrera tuvo seis hijos: Nieves es la mayor. Nunca había salido de Bolivia hasta que una sobrina la llamó para avisarle lo que había pasado con Nieves. Desde hace meses que prácticamente no sale del hospital. No conoce la Ciudad y no sabe cómo viajar a los Tribunales para enterarse del expediente judicial.“Primero he venido con mi esposo, mi hija estaba en terapia y no la podíamos ver mucho. Así que nos volvimos. A los tres meses, cuando la pasaron a la habitación, volví sola y estoy acá desde entonces. Otra de mis hijas vino dos o tres meses y se tuvo que ir. Yo volví sólo una vez”, relata Julia, algo tímida y con los ojos tristes. Y agrega: “Yo quisiera llevármela allá, pero por falta de dinero me estoy quedando aquí. No me ayuda nadie, estoy sola. Al principio fuimos al Consulado y me dijeron que me iban a ayudar a trasladarla cuando mi hija esté mejor, pero no sé cuándo puede ser eso. Yo estoy aquí, cada día”.

El drama de la joven que lleva un año internada tras el robo de su celular

Una joven fue arrojada del puente peatonal que cruza sobre la general paz a la altura de la estación de servicio Esso, que se encuentra sobre General Paz a la altura de Liniers.

El drama afectó a todos en la familia. Julia está junto a su hija ayudándola a comer, a higienizarse y acompañándola. Hace al menos ocho meses que no puede regresar a su país, que no tiene ayuda económica, psicológica ni legal. Según dice, ni el Gobierno nacional, ni de la Ciudad de Buenos Aires, tampoco el Consulado boliviano, han intervenido.Julia recuerda que durante los primeros días de desesperación le pidieron $ 50 mil por un abogado que los representara, pero no tenían dinero para pagarlo. Tampoco para afrontar los cuidados médicos que su hija necesita si regresan a Oruro.Su madre no conoce la ciudad y vive en el hospital porque no tiene dinero“No se sabe cuándo la vamos a poder llevar, ella no puede moverse. Solo los brazos, los dedos tampoco los puede mover. Necesita ayuda, al principio ni comía, poco a poco empezó a poder. Yo tengo seis hijos, con mi nieto son siete a mi cargo. Quedaron todos con mi esposo, viven en mi casa”, aclara Julia. Y sigue: “Cuando la vi por primera vez fue, no sé, como una desesperación. Una pena terrible, estaba con aparatos, toda con cables, una pena era”.Nieves estaba casada cuando vino por primera vez a Buenos Aires. Luego se separó y dejó un matrimonio atravesado por el maltrato. Su pareja, el padre de su hijo, estaba en la Ciudad cuando atacaron a su mujer. Hacía dos meses que habían vuelto a vincularse, pero después del ataque él nunca fue a visitarla. Ni siquiera saben si sigue en Argentina y tampoco tiene contacto con su hijo.Hace 21 meses que Nieves no puede ver a su nene, que está por terminar el primer grado en Oruro. Mantienen contacto por fotos y “a veces hablan por teléfono”.Fue sólo un celular lo que lograron robarle y desde el 2 de diciembre -según las pericias médicas que figuran en el expediente judicial, pedidas por la fiscalía en el juicio- Nieves pasó tres meses en terapia intensiva, con riesgo de vida.Durante su internación, la joven sufrió una insuficiencia respiratoria causada por una “obstrucción en la traqueotomía”. En marzo padeció infecciones en las escaras por estar postrada. También tuvo un tutor externo en el fémur y en agosto volvieron a tratarla por escaras en los dos pies. De nuevo atravesó una infección y estuvieron a punto de operarla. Estuvo intubada hasta el mes pasado y esperaban varios resultados para determinar si podrían operar su lesión en las vértebras.“Yo quisiera que haya justicia. Que no pase otra cosa así como le ha pasado a mi hija. Una persona tan sana que era, ¿ahora cómo va a hacer su vida? Más su hijito, que ella tanto quiere. Es terrible lo que hemos pasado, es muy triste. Yo también estoy aquí, sola, con el poco dinero que me he traído, en las últimas estoy. No sé qué voy a hacer”, dice Julia y esconde la cara para no llorar.