Roberto Méndez Herrera
Vamos a empezar con dos refranes populares: “Se cae demaduro” y “Si ves las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, paraanalizar la situación de Venezuela y Bolivia, cuyos gobiernos han sobrevividoal llamado “Socialismo Siglo 21”, que tiene a sus otros ex-presidentes afines,el brasileño Lula Da Silva, la argentina Cristina Kitchner y el ecuatorianoRafael Correa, hundidos en denuncias de corrupción y hasta saboreando lacárcel.
Decimos que “Se cae de Maduro”, porque el régimen delvenezolano Nicolás Maduro, experimenta una especie de crónica de una muerteanunciada, donde los muertos lamentablemente los pone el pueblo carioca,mientras se negocia una salida diplomática del poder de un presidente que alparecer refleja ciertos trastornos mentales.
Maduro dijo que anda con la hora de la luna, mientras mostraba un reloj,supuestamente del astronauta ruso Yuri Gagarin, el primer navegante de la URSS,que viajó al espacio en 1961.
Desde luego que su intención fue mandar un mensaje a susopositores, diciendo “miren Rusia me sostiene”, porque en los hechos, el temade Venezuela se ha convertido en una especie de guerra fría entre elcapitalismo liderizado por el magnate estadounidense Donald Trump y elsocialismo que tiene como cabeza visible a Maduro, pero que es sostenida porRusia y China, además de tener la misma ideología, por intereses económicos,como dice otro refrán, “por la plata baila el mono”.
Según datos oficiales, la Venezuela de Maduro le debe aChina $us 45 mil millones y a Rusia, $us 3 mil 150 millones, y les paga con loúnico que produce, el oro negro del petróleo, con el que Dios bendijo a esepaís de 31 millones de habitantes, de los cuales, según cifras oficiales,alrededor de 6 millones han emigrado a otros países, huyendo del régimen deChávez y Maduro, Y lo han hecho porque no existen las condiciones mínimas de unEstado que no tiene lo sustancial: la paz social, ni que decir políticaseconómicas destinadas a satisfacer las elementales necesidades económicas, puescomo sociedad políticamente organizada, sangra todos los días, sin remedios,sin comida, sin papel higiénico, y hasta, dirían los capitalistas detractores,sin poder saborear una Coca Cola, y lo peor, sin esperanzas, porque lasprincipales industrias han cerrado sus puertas, porque Maduro además de decirque tiene la hora de la luna, ha dicho que viajó al futuro y volvió y quetambién ha conversado con un pajarito que resultó ser su mentor, elexpresidente Hugo Chávez, de quien heredó el poder.
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Mientras eso ocurre, el mundo y principalmente Donald Trump ha dicho que los cheques con los que le paga el petróleo que le manda Venezuela, se los girará a nombre del autoproclamado presidente interino, Juan Guaidó, a quien también la Comunidad Económica Europea, ha reconocido como mandatario. De ese modo, Venezuela pierde otro de los elementos de un Estado: -además de la población, el territorio y el poder- el reconocimiento internacional.
Pero en nuestro país, Bolivia, Evo Morales, también sobreviviente del Socialismo Siglo XXI, en vez de decir, “si ves las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo”, lo que ha hecho ha sido “blindarlas”, pues las últimas elecciones primarias, como resultado en limpio tenemos, que ha sido habilitado por tercera vez, contra viento y marea del pueblo, pero con la ayuda del Tribunal Constitucional y el Tribunal Supremo Electoral, para participar como candidato en las elecciones generales de octubre del 2019.
Y una vez en el poder de nuevo, Morales sabe usarlo, pues hoy tiene a sus “oligarcas y terratenientes” cruceños, nuestros empresarios, bebiendo y ganando plata de su mano, y de aliados incondicionales a “la clase proletaria” de la Central Obrera Boliviana y ni que decir de los hoy millonarios cocaleros y movimientos indígenas que provocaron el millonario desfalco en el Fondo Indígena.
Roberto Méndez es periodista y docente