¿Qué pasará cuando esto pase?

Mientras el gobierno nacional accidentalmente administrado por los demócratas guarda silencio sobre los grupos irregulares que habría en algunas ciudades capitales y municipios rurales y que responderían a oscuros intereses, la mayoría de los bolivianos estamos peleando para sostener nuestra propia vida y esperando que la pandemia pase. Pero ¿qué pasará cuando pase el pos confinamiento? La respuesta es incierta, muy incierta.

Y aparentemente superado la irracional medida del bloqueo de caminos dispuesto por la dirigencia de la Central Obrera Boliviana y las advertencias diarias de algunos ministros que se “acaba la paciencia” y que los “bolivianos confíen en las Fuerzas Armadas y en la Policía”, no se vislumbra una mejor situación para los bolivianos, y peor en el caso de lo cochabambinos, que estamos sujetos a tenebrosos intereses de dos grupúsculos de incompetentes que dirigen la Gobernación y el Órgano Ejecutivo del Gobierno Municipal.



Los efectos de la pandemia y del confinamiento han provocado un shock y la ruptura de las formas y modos de sobrevivencia de las familias que hoy debemos luchar no solo contra la falta de insumos, medicamentos y productos básicos, sino contra la pérdida de rentas e ingresos, porque el impacto del virus chino alcanzó más a la clase media que, en definitiva, es la sostiene a los de arriba y a los de abajo.

No podemos llamarnos a engaños, así el gobierno de Añez y los “buenitos” legisladores masistas, demócratas u otros se esfuercen en querer hacernos creer por medio de eslóganes propagandísticos que trabajan, luchan para salvar vidas, para salir de la crisis y que están generando miles y miles de empleos, todos son falsos lemas.

Hemos ingresado a una tensa calma política y social, pero estamos ante una crisis de alcance desconocido y que puede resultar demoledora, como se empieza a vislumbrar, porque los impactos en lo inmediato resultarán especialmente negativos para nuestra economía y así lastrar las posibilidades de recuperación por la mala administración de los recursos en los últimos años y meses, además de los actos de corrupción revelados con intermediarios que tienen nexos con altos funcionarios del nivel Central, cuyas investigaciones no avanzan por el silencio cómplice de la Fiscalía General del Estado, que actúa conforme los vientos cambian de dirección.

Los aparentes favores del gobierno central y de los legisladores nacionales de otorgar a través de decretos y leyes bonos de 400, 500 o tal vez mil bolivianos por única vez en casi seis meses de pandemia, no es solución para las indispensables necesidades de la población, mucho más por la excesiva elevación de los productos de la canasta familiar, sin que autoridad municipal, llámese Alcalde, asesores o secretarios se interesen por evitar el agio y la especulación, porque claro, están más ocupados en asuntos sicalípticos.

Entonces ¿qué pasará cuando esto pase? Tengo la impresión que nada pasará porque comienza el carnaval político-electoral y pase lo que pase, será lo mismo porque la señora Añez y sus ministros ya se ocupan de su campaña y no de gobernar.

 

*El autor es Abogado y docente en la UMSS