Editorial de eju.tv
Todo apunta a que los sectores duros del MAS, los evistas, buscan afianzar posiciones desde el Senado, a falta de un aterrizaje más contundente en el gabinete ministerial, espacio donde son resistidos por la corriente renovadora que lidera el vicepresidente electo. Los cocaleros Leonardo Loza y Andrónico Rodríguez serían la punta de lanza de esa estrategia de Evo Morales.
Denunciar con pruebas
La acusación de fraude electoral es demasiado seria para no respaldarse con pruebas contundentes, como las que se exhibieron ampliamente el año pasado. De hecho, decir hoy que “viene el lobo” puede ser una vía para desvirtuar –así sea de manera no intencional- la lucha del 2019.
La Organización de Estados Americanos está lidiando con una arremetida del Grupo de Puebla, que busca consolidar su narrativa del “golpe de Estado”, y hacer afirmaciones apresuradas sólo ayuda a llevar agua al molino propagandístico de la maquinaria internacional pro-chavista.
Renovación pendiente
Es costumbre en las democracias sólidas que las conducciones partidarias derrotadas en contiendas electorales pasen a retiro, dando lugar a nuevos liderazgos. Algo muy distinto a la reinterpretación de apoyos “útiles” circunstanciales como mandatos para “encabezar la oposición”.
Las fuerzas democráticas bolivianas tendrán que reinventarse como alternativa (con proyecto de largo plazo, doctrina y partido) si no quieren quedar relegadas a un papel meramente testimonial, mientras la ciudadanía concentra su atención en las distintas facciones en pugna al interior del Movimiento Al Socialismo.
“Padrino” del MAS
El diputado Gonzalo Barrientos acaba de señalar, con cifras en la mano, que de no haberse dado la dispersión del voto la oposición tendría un senador adicional en Potosí. De ahí que el parlamentario haya calificado a Luis Fernando Camacho de “padrino” del MAS.
