Bienvenido el pavimento flexible para el centro urbano cruceño, incluido su centro histórico. Con el asfaltado de las calles más el soterrado de los cables en las veredas que, necesariamente, obligará a sustituir los postes del cableado por farolas de alumbrado público y a uniformizar las veredas, por fin, el centro de la capital cruceña tendrá un perfil vial de alta calidad urbanística como merece nuestra ciudad.
Bienvenidas, pues, las mejoras que promete realizar el alcalde Johnny Fernández en beneficio de la revitalización de nuestro degradado centro urbano.
Es innegable que en su momento (1.966) la loseta fue la solución técnica más idónea para la pavimentación de la ciudad teniendo en cuenta la precaria economía e incipiente capacidad tecnológica de aquella época. Sin embargo, es preciso recordar que poco antes (entre 1.960 y 1965) se intentó asfaltar la ciudad a través de la Corporación Boliviana de Fomento, obra que resultó un rotundo fracaso por la inexperiencia e ineptitud de la CFB que no logró el fraguado del asfalto. Este hecho demuestra que si la CFB hubiese realizado bien su trabajo tuviéramos calles pavimentadas con asfalto y no con losetas. También demuestra que la loseta no tiene nada que ver con la preservación del centro histórico, que recién se inició en 1974 con la aprobación del primer reglamento de preservación del patrimonio arquitectónico y delimitación del centro histórico. Además, la loseta no es un invento cruceño para sentirla propia como es el caso de la loseta de Gaudí, que se preserva con orgullo en alguna vía de Barcelona. En todo caso la loseta es sólo un material que se usa, más que en vías urbanas, en áreas pavimentadas secundarias como patios de maniobras o estacionamientos.
Lo que sí es muy cierto es que el ’enlosetado’ de nuestra ciudad, al igual que los servicios de agua potable y electricidad, los hemos conseguido a costa de mucho sacrificio y de la vida de valientes cruceños, hombres y mujeres que se enfrentaron en los años 50 al déspota del gobierno central de aquella época. A ellos sí, a nuestros héroes debemos hacerles plaza y monumento en el centro urbano de la ciudad que fue la Santa Cruz que ellos caminaron. Cito solo a Gabriel Candia Ribera y sus compañeros asesinados en la masacre de Terebinto que si no estoy mal informada no existe ningún monumento en la ciudad que les rinda el homenaje que merecen.
Dicho esto es de esperar que las autoridades municipales, alcalde y concejales se avengan a revisar sus posiciones personalistas y pueden llevar a feliz término las obras prometidas a fin de mejorar la calidad urbanística del centro cruceño, hoy en absoluta decadencia y deterioro por la falta de políticas urbanísticas y obras públicas durante demasiados años.
Es necesario que las autoridades recuerden que deben ser consecuentes con la tradición planificadora de Santa Cruz, que a través de su Consejo del Plan Regulador conformado por las cooperativas de servicios, instituciones profesionales y cívicas, tomaba las mejores decisiones técnicas con amplio consenso y debidamente planificadas.
Especialmente es importante estudiar la factibilidad de colocar la capa asfáltica encima de las losetas, ya que significaría la disminución del costo de la obra de pavimentación, recursos que podrían utilizarse para la construcción de las veredas con un material que sea también de excelente calidad.
Paralelamente, debe realizarse la actualización del plan urbano del centro para la puesta en valor y conservación del patrimonio arquitectónico, así como las estrategias de revitalización y renovación urbana tendientes a recuperar y crear nuevas actividades económicas, culturales y sobre todo incentivar la construcción de viviendas para devolverle su dinamismo, protagonismo y valor social.
Cumplir con el objetivo de mejorar y repoblar el centro será sin duda una obra paradigmática que marcará un hito en el desarrollo urbano de Santa Cruz de la Sierra. Nuestras autoridades municipales están llamadas a cumplir el desafío.
Ingrid Wichtendahl
Arquitecta urbanista