Escribo estas letras a casi tres meses de que oficialmente sepamos quiénes serán las alianzas políticas que juntas buscarán sacar al MAS del poder.
Ante ello, no puedo dejar de recordar lo que pasó aquellos últimos meses del 2018 y primeros del 2019, previo a las elecciones (fraudulentas).
Aquella vez tuve la oportunidad de ser testigo del intento de armar un grupo opositor que se caracterizaría por tener como integrantes a diferentes activistas de plataformas ciudadanas. Estos activistas, en el caso de Santa Cruz, fueron convocados por personas afines a Carlos Mesa, el cual (en aquel entonces) lideraba el sondeo de opinión a nivel nacional (la contienda marítima con Chile lo habría favorecido bastante).
Para la mayoría de los que fuimos convocados Carlos Mesa nunca fue un santo de nuestra devoción, sin embargo, dada la coyuntura social y política que se vivía, lo principal era considerar hacer una fuerza opositora en torno a un candidato que pudiera democráticamente sacar a Evo Morales del poder.
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Los números a nivel nacional (en el 2018-2019) eran claros, favorecían a Carlos Mesa como el principal opositor y el ilegalmente prorrogado Evo Morales era el enemigo a derrotar; la unión en torno a una candidatura era el camino a seguir. Los activistas de las plataformas teníamos la esperanza de que la gente no olvidara la victoria del referéndum del 2016, donde el país en una mayoría democrática le dijo no a Morales.
La unidad y tener una sola opción opositora era el camino a seguir, pero lastimosamente no se pudo, pues aparte de la candidatura de Carlos Mesa, hubo 08 partidos más. Si bien hubo acercamiento con algunos de ellos y se intentaron alianzas, pero las negociaciones no prosperaron ya que todos, aparentemente, querían tener representación mayoritaria y (quizás) así tener mejores opciones al momento de repartir los cargos en las entidades del Estado.
Al final la elección se llevó adelante. Durante el conteo rápido de votos Carlos Mesa y Evo Morales peleaban el primer lugar, mientras que varios de los que se negaron hacer alianzas quedaron rezagados y otros no alcanzaron ni siquira los votos mínimos para mantener su sigla.
El conteo rápido apuntaba a que habría una segunda vuelta (Mesa vs. Morales), hasta que misteriosamente el conteo se detuvo (por 24 horas) y de forma inexplicable surgió como resultado que Morales habría vencido; posteriormente el país se levantó y lo demás es historia conocida.
A los (21) días Morales y Linera renunciaron, huyeron y junto con ellos varios de sus secuaces saltaron de un barco que se hundía. A pesar del fraude consumado, no hubo ninguna sanción al MAS y este, unos meses más tarde, se volvió a presentar en la nueva convocatoria de elecciones. Sorprendentemente, los opositores en vez de unirse en torno al candidato fuerte de la oposición, nuevamente, dispersaron el voto con 06 partidos y así el MAS volvió al poder.
Estoy seguro de que si se hubieran unido la historia hoy sería diferente. Recordar para no olvidarse, esa es la intención de este artículo, porque estamos entrando en los tiempos de negociación, donde lastimosamente quienes negocian no escuchan al pueblo. Lo triste de todo esto, es que considero que la historia volverá a repetirse, los partidos opositores irán cada uno por su lado con la finalidad de poder negociar cuotas de poder y eso nos puede traer consecuencias muy nefastas para la población (piénselo en su próxima fila en el surtidor o cuando saque cálculos en el mercado).
Ojalá me equivoque, ojalá que los políticos opositores bajos en tendencia sean conscientes y bajen su candidatura, caso contrario ojalá el pueblo despierte y apoye a una candidatura que realmente saque al MAS. Solo unidos venceremos. Dios nos proteja y salve a Bolivia.
OSCAR GÓMEZ BERTHÓN