Por: Erick Fajardo Pozo[i]
[i] Estratega de contenidos y asesor en Comunicación de Gobierno
Kristi Noem, “primera ministra” y brazo de hierro en seguridad doméstica de la administración Trump, desembarca este lunes en Ezeiza para visitar al aliado más firme de Estados Unidos en Sudamérica, el presidente argentino Javier Milei. Esta no es su primera cita con Milei, pues ya se encontraron el 3 de abril de 2025 en la Gala de los Patriotas en Mar-a-Lago.
Tampoco es la primera incursión extraterritorial de la titular de Régimen Interior. La Dama de Hierro del movimiento MAGA viene de una gira en marzo que incluyó reuniones a domicilio con el colombiano Gustavo Petro, el salvadoreño Nayib Bukele y la mexicana Claudia Sheinbaum.
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Sus viajes trascienden las competencias típicas de una secretaria de Seguridad Nacional, proyectándola como una canciller actuante y dignataria de máxima confianza de Trump. Si consideramos que el secretario de Estado, Marco Rubio, apenas supera a Noem por una reunión más con líderes latinoamericanos en lo que va de esta administración, el rol de Noem adquiere notoriedad y compararla con Margaret Thatcher resulta no ser una hipérbole gratuita.
La original Dama de Hierro británica visitó Argentina en 1994, tras dejar el cargo de primera ministra, en un encuentro con el entonces presidente Carlos Menem en Buenos Aires. Aquella visita, en un contexto de reconciliación post-Malvinas, buscaba fortalecer lazos bilaterales tras la Guerra de 1982. Menem, justicialista de corte neoliberal, compartía con Thatcher afinidad por el libre mercado, alejándose del peronismo tradicional de izquierda.
A desdén de distancia históricas, Thatcher y Noem son íconos conservadores con posturas de estado simétricas. Thatcher, entre 1979 y 1990, endureció el control migratorio en el Reino Unido con medidas como la Ley de Nacionalidad Británica de 1981, que restringió la ciudadanía para migrantes de excolonias inglesas. Noem, exgobernadora de Dakota del Sur, enfrenta críticas similares por su dureza en el rol de cabeza de sector para políticas migratorias, con operativos de deportación masiva que materializan a pie juntillas la agenda “América Primero”.
Noem es una política madura y templada que, en el contrapunto entre su inusual sensualidad femenina y su férreo temperamento político, ha conquistado su lugar en un ecosistema político que la prensa de izquierda siempre ha calificado de misógino pero que el éxito político y predicamento de Noem prueban equivocado.
La visita de Noem a Milei, a la que asiste también la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, se centrará en seguridad, migración y la relación bilateral entre Casa Rosada y la Oficina Oval. Medios izquierdistas, como Página 12, ya especulan con la psicosis sobre una posible transferencia del modelo “Migración Ilegal Cero” de Noem, a quien tildan de “cazadora de migrantes”.
Sin embargo, Milei ya ha avanzado en esa línea sin necesidad de asesoría norteamericana. Su Decreto de Necesidad y Urgencia 366/2025 endureció los requisitos de ingreso y permanencia de extranjeros, mientras que el Comando Unificado “Plan Güemes” reforzó la crítica frontera con Bolivia mediante tecnologías de reconocimiento facial, sistemas antidrones y entrenamiento militar.
No obstante, el peronismo tiene razón en inquietarse por esta nueva Dama de Hierro, aunque no por los motivos que sus activistas mediáticos imaginan. La proyección internacional de Noem revela que Trump deposita en ella expectativas que superan su cargo. Su consistencia y convicción personal en aplicar la doctrina “América Primero” y su imperturbable firmeza ante hostiles comités del Congreso o la insidiosa media globalista le ganaron el respeto de la órbita de Trump y de la aguerrida base MAGA proyectándola –a diferencia de sus predecesoras demócratas Hillary Clinton y Kamala Harris –, con perfil sólido para aspirar a ser la primera mujer en ocupar la Oficina Oval.