El actor ha fallecido a los 86 años en Santa Bárbara, pero su legado es inmortal.
Tab Hunter, un icono del Hollywood dorado que saltó a la fama gracias a películas como Malditos yanquis, ha muerto. Tenía 89 años. Según la CNN su pareja durante los últimos 35 años, Allan Glaser, ya dicho que el actor murió el domingo en el Cottage Hospital de Santa Bárbara, California, después de un coágulo que le provocó una parada cardíaca.“Estábamos caminando hacia nuestra casa cuando colapsó en mis brazos, delante de nuestro jardín”, dijo Glaser a la CNN. “Dijo que no podía respirar así que llamé al 911 y fuimos al hospital… Fue repentino e inesperado. Era atlético, daba más la impresión de tener 60 años que 86”.En su apogeo Hunter fue un chico de oro en todos los sentidos. Consiguió un contrato con la Warner Bros a mediados de los 50 y rápidamente se convirtió en uno de los mejores fichajes del estudio, apareciendo en alrededor de 50 películas a lo largo de su carrera. Pero el legado de Hunter fue mucho más allá de su trabajo en la pantalla. A lo largo de los años se ha convertido en un icono gay, uno de los raros casos de estrellas, particularmente de su generación, en hablar abiertamente de su homosexualidad. En su autobiografía, Tab Hunter Confidential, publicada en 2005 y convertida en un bestseller, el actor confirmaba de una vez por todas que era gay, dando detalles de sus relaciones pasadas con el actor Anthony Perkins y el patinador Ronnie Robertson.El título del libro estaba inspirado por un episodio aterrador de la vida de Hunter. A mediados de los años 50, justo cuando su fama estaba empezando a crecer, el tabloide Confidential publicó un artículo sobre el arresto de Hunter después de acudir a una “fiesta de pijamas”, un evento frecuentado por hombres gays. Gracias a su popularidad, la historia no llegó a nada y Hunter pudo seguir adelante con su carrera como uno de los líderes de la industria.“Jack Warner y yo nunca hablamos sobre mi sexualidad”, dijo Hunter en un documental que se estrenó en 2015 basado en su autobiografía. “Hice mucho dinero para ellos. Mientras no destruyera la imagen que estaba creando, eso no era importante para ellos”. Hunter interpretó el papel de galán heterosexual para Warner Bros manteniéndolo también en sus apariciones para conservar su contrato con el estudio. Pero eso no impidió que tuviera citas entre bambalinas. Su primera relación seria fue con Robertson, el patinador olímpico. Después salió con la futura estrella de Psicosis Anthony Perkins durante un puñado de años. La pareja se conoció en la piscina del Chateau Marmont, según el documental. “Tuve una relación maravillosa con él”, dijo Hunter. En una entrevista de 2003 para el New york Times, se explayó sobre su época con Perkins, recordando cómo de cuidadosos tenían que ser para mantener su relación en secreto.“No alardeé de nada”, dijo Hunter. “Cuando Tony y yo íbamos al cine, él me decía ‘vamos disfrazados’. Siempre llevábamos gorras de béisbol. O me decía: ‘Tú vete a esta hora y yo iré después’. Sabía que la gente estaba hablando y eso no me gustaba”.La relación acabó por apagarse, con Perkins en algún momento mencionando que su estudio, Paramount, no quería que siguiera viendo más a Hunter. “Nos alejamos”, dijo Hunter en el documental.Hunter reafirmaría su reputación como icono gay incluso antes de salir públicamente del armario apareciendo en unas cuantas películsa de John Waters, como Polyester y Polvo de oro, junto a Divine. En una entrevista en 2015 para el Hollywood reporter el actor recordó con cariño esa etapa de su carrera, definiéndola como una de las mejores experiencias de su vida.Acabó sentando la cabeza con Allan Glaser, que sería su pareja el resto de su vida. Glaser fue un gran defensor de que el actor contara la historia de su vida en Confidential, animándole a escribir el libro después de haberse enterado de que alguien estaba planeando escribir un libro sobre él.“Él me dijo ‘He escuchado que hay alguien haciendo un libro sobre ti. Y creo que deberías escribir un libro’”, recordó Hunter en una entrevista en 2015. “Y yo dije ¡¿Quién querría leer un libro sobre mí?’, a lo que él me respondió ‘Te sorprenderías’. Así que pensé que era mejor contar mi propia historia antes de que otro la contara por mí cuando me hubiese muerto, porque hay gente que no te conoce pero está dispuesta a hacer que tu vida parezca lo que a ellos les dé la gana. Y no es justo. Además, no tengo nada que esconder”. Fuente: revistavanityfair.es