Nueva voz: Lisandro Alonso y el cine de los hombres solos


cineindependienteLisandro Alonso tiene 38 años y cuatro películas en su haber: La libertad, Los muertos, Fantasma y Liverpool; cinco si mencionamos la que se encuentra en etapa de posproducción, aún sin título, protagonizada por Viggo Mortensen y con la participación del carismático escritor Fabián Casas en el guion.

Lisandro actúa en sus películas como un diseccionador de la soledad del hombre en sus diferentes territorios, ya sean estos la pampa argentina, un lúgubre cine o en la fría Ushuaia.

“Creo que no me interesa tanto la soledad sino lo que causa que los hombres deambulen solos por este mundo, sea cual sea el que les toque vivir”, comenta Alonso, nacido en Buenos Aires. “Siempre me interesa lo que pueda ocurrir también conmigo. No me siento diferente a nadie por más que reconozco que cada uno es parte del entorno en que nació y fue criado durante la infancia”, agrega el director.



Con La libertad (2001), Alonso rápidamente ganó notoriedad en el espectro cinematográfico de su país y esa pequeña película que ‘vigila’ la vida del hachero Misael durante una de sus jornadas estuvo en numerosos festivales de cine alrededor del mundo, el de Cannes lo seleccionó para la sección A certain regard, y este año el festival de cine chileno de Valdivia la colocó en el cuarto puesto de la lista de las 10 mejores películas de los últimos 20 años. 

“Quizás (La libertad) ha sido una película diferente para la época que fue producida. Su principal mérito fue la honestidad con que fue realizada y lograr descubrir una persona tan grande como Misael Saavedra, su protagonista”, responde Alonso por correo electrónico.

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Consagración

Tres años después, con Los muertos, llegó su “consagración”, así entre comillas, porque las películas de Alonso tienen un público reducido, pero dispuesto a dejarse llevar durante una hora hacia esos lugares solitarios, silenciosos.
“La gente vive poco en relación a la vida de las buenas películas; sin decir que las mías lleguen a ser buenas prefiero quedarme con esta idea en cuanto a cómo vivir la concurrencia del público de mis películas”, menciona el joven autor.

Después de ese raro experimento como lo fue Fantasma (2006), en el que los dos protagonistas de sus primeras películas erraban en un cine, llegó Liverpool (2008), quizás su película más completa hasta la fecha. Como anécdota, para la proyección especial en el Buenos Aires Festival de Cine Independiente (Bafici), se encontraban varios de sus colegas a la expectativa de su nuevo trabajo: Martín Rejtman, José Luis Guerín y también el mexicano Carlos Reygadas.

La creación de una historia

“Pienso en la película que me gustaría ver a mí y al equipo técnico que me acompaña durante el rodaje y los procesos siguientes de la realización cinematográfica. Pienso en los directores y las películas que me impactaron últimamente, pienso en lo que yo creo que le haría bien a mi trabajo de director, para seguir aprendiendo y creciendo como tal”, explica Alonso sobre cómo encara un nuevo trabajo.

La nueva película del director argentino es todavía un misterio, pero el haber logrado la participación de Viggo Mortensen en la misma ha creado mucha curiosidad sobre el rumbo que está tomando su cine. Hace algunos años, Alonso mencionaba que todavía no se sentía capacitado como para hacer producciones importantes.

“Por supuesto que entre el paso de tiempo desde que salí de la Universidad de Cine hasta este momento han cambiado algunas preguntas, por lo que cambian mis curiosidades y seguro irán cambiando un poco mis películas. Hacia dónde apunta mi cabeza, nunca se sabe. El tiempo me ayudará a resolverlo”, afirma.

Alonso cree que más por vocación, se metió a estudiar cine por esas mismas curiosidades; sin embargo, hoy es muy respetado por gente de todas partes del mundo: “Estoy muy agradecido, algunas personas han sido muy generosas con mis películas y por suerte otras las han odiado mucho también. Creo que esa es una buena señal. Sin embargo, en mi país me consideran menos un referente que en otras partes. Es extraño”

Alonso y el Iceberg  o aquí no pasa (casi)  nada
Alejandro Suárez – Escritor

En su momento (y aún hoy) El gran río de los dos corazones, uno de los relatos más célebres de Hemingway, confundió a los lectores. Para algunos trataba sobre un hombre que intenta superar a su modo los efectos de la guerra; para otros, el relato era una simple descripción de una excursión de pesca en la que no pasaba nada.

Algo parecido sucede con las películas de Lisandro Alonso. Sus espectadores se dividen entre los que están convencidos de que es un iluminado y los que piensan que sus películas son una estafa. Alonso toma riesgos y parece ser un tipo honesto consigo mismo (que es la única honestidad que debería importarle a un artista). Aplica hasta tal punto la fórmula del iceberg de Hemingway que sus películas parecieran rozar el género documental y dedicarse ‘solo’ a describir la jornada laboral de un hachero (La libertad), o el recorrido para rencontrarse con la hija de un preso que recupera la libertad (Los muertos), o un día de permiso de un marinero alcohólico para visitar a su madre a quien no ve hace 20 años (Liverpool).

Su estética se construye a base de planos largos, silencios, locaciones y personajes no convencionales (“si uno no puede ver cómo camina un tipo en Mozambique o cómo es andar en bicicleta en Taiwán, yo me estoy perdiendo cosas como espectador”, dice Alonso en una entrevista). Utiliza actores no profesionales que han vivido experiencias similares a las descritas y sus temas parecieran ser el pasado roto, la ausencia, el viaje de retorno, pero sobre todo: la soledad.

¿Nos cuenta algo el cine de Alonso? Si echamos un vistazo a Liverpool (en mi opinión, su película mejor lograda) e intentamos una especie de sinopsis, hay un tipo que baja de un barco para ir al lugar donde nació y no visita hace 20 años, llega, encuentra a su madre senil y a su hija, una chica con un leve retardo mental, hay dos mujeres frágiles en una situación extrema que parecieran pedirle ayuda y él no sabe cómo afrontarlo. ¿Es eso un conflicto? Pues desde el punto de vista humano es algo más jodido que los típicos “toma el dinero y corre” o “chico encuentra chica”. Sin embargo, el espectador desprevenido y (mal) acostumbrado a los códigos made in Hollywood, supone que ahí no pasa nada.

“Las películas me dan satisfacciones”
Lisandro Alonso / Cineasta

Trabajo. Por primera vez Alonso trabajó con actores profesionales y compartió la creación del guion con el escritor Fabián Casas
Lisandro Alonso consiguió para esta película que la megaestrella Viggo Mortensen trabaje con él; Fabián Casas, escritor argentino, también le ayuda en el guion.

Su nueva película la protagoniza Viggo Mortensen, que también la produjo; el escritor Fabián Casas lo ayudó en el guion ¿no se sintió un poco invadido en su campo al momento de filmarla?

No, en absoluto, incluso lo disfruté muchísimo. Creo que aprendí mucho más de lo que me hubiera imaginado, me sentí acompañado y contenido por Fabián y por Viggo al momento de tomar ciertas direcciones en cuanto a lo creativo. También el equipo con el que trabajo hace más de diez años estuvo muy presente, me apoyó mucho en las reacciones de la gente que me acompaña durante el rodaje. Haberme encerrado en mis propias convicciones hubiera sido un gran error para esta película; por ejemplo, el trabajo del fotógrafo Timo Salminen (director de fotografía del finlandés Aki Kairusmaki) fue increíble. Es algo de lo que me siento afortunado.

¿Cómo fue el hecho de trabajar con Viggo Mortensen?, ¿qué tan difícil es dirigir una superestrella del cine teniendo en cuenta que en las anteriores películas eran actores no profesionales?

Viggo se dirige solito, no necesita de mi ayuda, es un actor increíble, una persona única, un productor soñado. Piensa las 24 horas del día en la película, es insaciable a la hora de pensar ideas, diálogos, sugerencias para mejorar las imágenes y el trabajo del grupo en general, con los otros actores profesionales y no profesionales que actuaron junto a él en las diferentes escenas de la película. Tuve mucha suerte de que le gustara el cuento.

¿No tiene un poco de miedo de que la gente espere algo muy diferente a lo que en realidad está haciendo en la película?,  ¿cómo se siente ante la posibilidad de ver su trabajo en multicines y con salas llenas? Es decir, ¿cambiará su forma de distribución con ella?

Miedo no, para nada. Miedo me dan otras cosas. Las películas no me dan miedo, me dan satisfacciones y broncas de corto plazo. No creo que esta película sea tan diferente de mis anteriores, aunque debo decir que sí abre otro tipo de narración menos minimalista que mis trabajos pasados. Es un trabajo que me genera mucha curiosidad en lo que vendrá en el futuro y en lo que pensará la crítica y la audiencia que sienta curiosidad por esta nueva cinta; lo que espera un público de salas más comerciales no puede ser mi prioridad. Espero no desilusionarlos, sino, por el contrario, atraerlos a este universo menos conocido del cine

Fuente: www.eldeber.com.bo