Mario Vargas Llosa, el intelectual de la libertad


 

Mario Vargas Llosa ha fallecido, pero su obra y su influencia perdurarán. En los últimos días, se han publicado numerosos artículos destacando su invalorable aporte a la literatura universal, destacándose como uno de los más grandes escritores de la lengua española, lo que le valió recibir los mayores premios como el Nobel de Literatura y ser incorporado a la Academia Francesa. En mi caso, quiero destacar su otra faceta, la del intelectual comprometido con la defensa de las ideas de la libertad y la democracia, a cuya causa se entregó con mucha generosidad, integridad y valentía.



Mi acercamiento a su pensamiento se dio inicialmente por la lectura dominical de su columna Piedra de Toque, publicada y distribuida a nivel mundial por el periódico El País, desde la cual asumía posición sobre numerosos temas de la actualidad internacional, y la cual leí durante más de treinta años. Después, al iniciarme en la vida profesional tuve la oportunidad de participar en la creación de un centro de estudios para promover las ideas de la libertad, la democracia y la economía de mercado en Bolivia, gracias a lo cual participé en los años noventa en numerosos foros de los think tanks dedicados a estas ideas en los que tuve el privilegio de escucharlo, conversar y compartir con Mario.

En todas aquellas conferencias, siempre admiré la coherencia y consecuencia de Mario Vargas Llosa con sus principios, defendiendo siempre sus ideas con firmeza, elocuencia y claridad, al mismo tiempo que demostrando la altura, la tolerancia y el respeto propio de las grandes personas en los distintos debates en los que participaba.

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En la actualidad, época en las que las ideas de la libertad han conseguido mayores adeptos, incluso a nivel de gobernantes, varias décadas después de que Mario y muchos otros enfrentaran el aislamiento al que condenaban las corrientes socialistas disfrazadas de “progresistas”, vale la pena leer y releer las conferencias libros de Vargas Llosa, quien siempre defendió que el liberalismo es una corriente de pensamiento constituida por unos principios comunes de respeto a la libertad del individuo pero que no constituye un solo credo por lo que aunque él defendía con claridad sus ideas sobre el alcance de la libertad que corresponde al ser humano siempre lo vi respetar a las distintas formas de entender el liberalismo.

Eso sí, Mario siempre fue un crítico muy firme de toda forma de gobierno autoritario, incluso de aquellos considerados de derecha que podrían coincidir en la defensa de la libre iniciativa y la economía de mercado, por ejemplo. Consecuentemente, se enfrentó tanto a las dictaduras militares como a las dictaduras totalitarias comunistas y socialistas y, en los últimos veinticinco años, a los regímenes antidemocráticos del Socialismo del siglo XXI, a pesar de que en algún momento llegaron a controlar a la mayor parte de los países latinoamericanos, llegando a atacarlo físicamente, como sucedió en Rosario, Argentina, cuando grupos de choque atacaron el bus en el que se encontraba cuando participábamos de una conferencia por el aniversario de la Fundación Libertad. Igualmente, siempre condenó a los abusos que se cometen en nombre del nacionalismo y la manipulación de las sociedades que cometen las distintas formas del populismo.

En octubre de 2002, tuve el honor de participar en la constitución de la Fundación Internacional para la Libertad (FIL) lo que me permitió continuar compartiendo con él en distintas conferencias y de invitarlo a visitar Bolivia, lo cual finalmente se concretó en enero del 2014. Durante una semana, Mario Vargas Llosa, acompañado de Patricia, y algunos amigos de la Fil como Alejandro Chafuen y Gerardo Bongiovanni, entre otros, visitó Santa Cruz de la Sierra y las Misiones de Chiquitos, San Javier, Concepción, San Ignacio, Santa Ana, Santiago y San José, además de participar en la ciudad en un coloquio literario y dos conferencias sobre las ideas de la libertad, tanto en el campo político como económico, porque siempre defendió que ambas se debían defender inseparablemente.

Ahí conocí aún más la grandeza de un hombre sencillo y generoso, Todavía recuerdo la conversación que sostuve con él y Patricia en su departamento de Lima cuando le explicaba el programa de la visita y la humildad con la que Mario me preguntó si yo creía que en los pueblos misionales conocerían su obra; grande fue su sorpresa y alegría cuando en todos ellos se le acercaban personas con ediciones originales de varias décadas atrás para pedirles que les autografiara sus libros. En todos los pueblos fue recibido con mucho aprecio y Mario les correspondió con el mismo cariño, bailó en las bienvenidas que le prepararon en cada una de las misiones, disfrutó de los conciertos en las iglesias misionales y a todos ellos le correspondió con unos discursos con la misma altura y riqueza de espíritu como si estuviera hablando en el auditorio de alguna gran capital. Posteriormente, publicó un artículo titulado “Chiquitos y la música” que es uno de los mejores textos escritos sobre la riqueza cultural y religiosa de las Misiones de Chiquitos. Que descanse en paz.


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