Hace ya meses que el mercado P2P de Binance se ha consolidado como una referencia real del tipo de cambio paralelo en Bolivia. Sin embargo, en las últimas semanas ha comenzado a notarse un fenómeno inusual: el USDT se cotiza más caro que el dólar físico.
A primera vista, esto puede parecer un error. ¿Cómo es posible, si el USDT está diseñado para mantener una paridad fija de 1 a 1 con el dólar? ¿Se trata de una falla de Binance? ¿O de la famosa volatilidad de las criptomonedas?
La respuesta es mucho más sencilla: no es un error técnico, es una distorsión económica. Lo que estamos viendo en Binance es una manifestación cruda del funcionamiento de la oferta y la demanda en una economía intervenida por el Estado de forma sistemática y prolongada.
Para entenderlo, hay que repasar principios básicos de economía. La demanda de USDT en Bolivia no para de crecer y no es casualidad: sirve para hacer pagos internacionales sin pasar por bancos lentos y excesivamente regulados; para ahorrar en una moneda más sólida que el boliviano; y para mover fondos de forma rápida, digital y segura, sin andar con fajos de billetes en el bolsillo. Empresas, importadores, freelancers, ahorristas… todos necesitan USDT. La demanda, por lo tanto, es muy alta y va en aumento.
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La oferta, en cambio, es limitada. Para que alguien venda USDT en Bolivia, primero tiene que haberlos comprado en otro mercado con dólares físicos y luego ponerlos a la venta en Binance u otra plataforma. Esto implica costos financieros, comisiones de red, riesgos y una buena dosis de estrés. Quien decide hacerlo, obviamente, quiere ganar una comisión que compense todos estos costos.
Pero eso no es todo, el mercado de USDT tiene ahora un nuevo actor que está elevando mucho más la presión sobre los precios: YPFB, la estatal de hidrocarburos, está adquiriendo grandes cantidades de USDT para pagar la importación de combustible. Como el Banco Central ya no dispone de suficientes dólares, el Estado ha optado por competir en el mismo mercado que nosotros, quienes necesitamos proteger nuestros ahorros o hacer pagos al exterior. El resultado es obvio: menos USDT disponibles y precios más altos.
Debemos tener algo muy claro sobre el tipo de cambio paralelo: no es que el USDT o el dólar estén “más caros”. Lo que realmente pasa es que el boliviano vale menos debido a la inflación y la desconfianza generada por la pésima gestión económica del gobierno. Es una cuestión de perspectiva: no sube el precio del dólar digital, sino que se desploma nuestro poder adquisitivo.
En definitiva, el sobreprecio del USDT no es una falla de Binance. Es una clara señal de nuestra realidad. Es el mercado gritando desesperado lo que la política monetaria intenta ocultar. Como bien decía Friedrich Hayek, “cuanto más se planifica la economía, más difícil se hace para el individuo planificar su propia vida”. En Bolivia, hasta el USDT desnuda con claridad el costo inevitable e indignante de vivir bajo un sistema que destruye la libertad económica, la confianza en el mercado y, con esto, nuestros sueños de prosperidad.
Roberto Ortiz Ortiz
MBA con experiencia corporativa en banca y telecomunicaciones