Encuestas y balas de plata


Emilio Martínez Cardona

¿Realmente está liquidado políticamente el oficialismo, por efecto de la múltiple crisis económica que atraviesa el país?



Las encuestas parecen indicarlo, pero a esto deben oponerse dos salvedades. Por una parte, los sondeos muestran un 27% entre indecisos/ninguno/no responde, lo que puede incluir una franja de voto oculto o vergonzante. En las elecciones del 2020 se dio el mismo porcentaje y la mayoría de los “ocultos” se decantaron por el masismo. En mucho menor medida, pueden haber varios puntos porcentuales escondidos por el MAS oficial, procedentes del medio millón de empleados públicos y sus familiares directos.

Por otro lado, el “maravilloso instrumento del poder” aún deja en manos del oficialismo ciertas balas de plata (o de oro), algunas de las cuales son barajadas en los pasillos de la alta burocracia. Esto debería ser tenido en cuenta desde cualquier ángulo del tablero político-partidario (es mejor estar avisados que sorprenderse):

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1.Detener a Evo Morales. Sería la jugada maestra y de aplicarse explicaría por qué se eligió al ex ministro de gobierno como candidato presidencial. Aunque ya no ejerza la titularidad de esa cartera, puede plantearse como quien diseñó la operación para frenar al “talibán andino”. La probabilidad de ejecución es dudosa, por la capacidad de convulsión violenta que conserva el evismo radical, en medio de la incertidumbre económica. Sólo sería viable con precisión quirúrgica y acompañada de otras medidas que apunten a la estabilidad social.

2.Presionar a los parlamentarios evistas para aprobar los créditos internacionales. Esto le liberaría al gobierno unos 1.600 millones de dólares que pueden ser estratégicos para la campaña electoral, creando (sin solucionar problemas de fondo) una burbuja de estabilidad por algunos meses, suficientes para incidir en la reproducción del poder. Es la vía con mayor potencial para el arcismo y las presiones pueden incluir tanto incentivos como coerciones.

3.Bloquear la habilitación electoral del andrónico-linerismo. Esta opción ya ha sido tanteada, pero falta saber si el salvavidas de UCS será algo seguro o más bien un tapete bajo los pies de Andrónico Rodríguez, que pueda retirarse en el momento oportuno. Si la sigla se traba, intentarían forzarlo a la “reunificación” con la candidatura a la vicepresidencia, para la que el masismo oficial ha designado por ahora a un fusible.

4.Nacionalizar el oro. Equivaldría a patear el tablero económico, poniendo en manos de la renta estatal unos 2.000 millones de dólares anuales, pero implica una confrontación con un sector de capacidad convulsiva, como es el cooperativismo minero. Jugada tan potente como arriesgada, exigiría que la empresa pública a crear tenga carácter militar y que las cooperativas mineras conserven un lugar significativo en la cadena sectorial, como se hizo con las petroleras en la nacionalización de los hidrocarburos.