Después que Luis Arce anunció sus 11 medidas y siete decretos supremos el 23 de mayo y que no dieron ningún resultado electoral, entramos a un tiempo muerto, es decir, las acciones gubernamentales no resuelven los problemas y tendríamos que esperar cinco meses a la posesión de un nuevo gobierno que cambie la actual situación, este es un tiempo político muerto.
Arce ya no tiene neuronas para resolver la crisis generada por él mismo durante estos 19 años, una situación era medrar de la acumulación estatal de capital a su favor (incluido todos los integrantes de esta nueva élite del vivir bien) y otra cosa es generar economía productiva, que tampoco es la industrialización formulada por este gobierno. Este déficit neuronal de Luis Arce y sus acompañantes, por supuesto que no es absoluto, han asumido algunas medidas económicas para intentar sacar ventaja como la devaluación inducida; la especulación financiera alimentando de dólares el mercado paralelo; la autorización para la importación de carburantes al sector privado, sin alcanzar una solución a los problemas económicos ni políticos.
Los candidatos opositores, supuestamente portadores de las soluciones a la crisis económica, tendrán que aguantar estos cinco meses de tiempo político muerto, durante el cual sus medidas no serán aplicadas frente a una crisis que puede generar una paralización de la economía y un decrecimiento con cifras cercanas a las ocurridas debido a la pandemia de 2020, cuando la caída del PIB fue de 8,2%, la mayor contracción desde 1953; un déficit fiscal récord de 12,2% del PIB, el más alto en 16 años, explicado por caída de ingresos y gastos sanitarios; una deuda pública con aumento acelerado, especialmente de deuda interna, con deterioro de su calidad; y reducción del 52,7% de la inversión pública. No sostengo que lleguemos a estos datos, sino que en cinco meses de tiempo muerto, sin medidas asumidas con pertinencia, podríamos acercarnos, con una inflación que podría llegar al 20% y una inflación de alimentos muy superior al 30%.
Entonces, la situación es mala para el país, se augura cinco meses más de agudización de la crisis, junto al inicio de los incendios forestales, que se acrecentaran durante el tiempo electoral.
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El país no merece un gobierno desneuronado e inhábil para gobernar y una oposición con las soluciones en la mano que no puede implementarlas sino hasta el 8 de noviembre.
¿Qué propongo?
Una cumbre entre Arce y los actuales candidatos: Manfred, Samuel, Tuto, Jhonny Fernández, Andrónico y Rodrigo Paz, para que motiven al Legislativo a aprobar los créditos a Arce exclusivamente para comprar carburantes de forma supervisada y sin la participación de la empresa intermediaria Botrading.
En una segunda parte, que le entreguen el plan de medidas económicas a implementar de forma adelantada, para matar el tiempo muerto, es decir, el plan para levantar las subvenciones, devaluar el boliviano, de manera que Arce asuma en serio sus responsabilidades económicas y los opositores contribuyan a salir de esta crisis.
Finalmente, los opositores podrían evaluar el costo social de estas medidas, mientras se implementan y podrían ajustarlas cuando lleguen al gobierno.
El acuerdo entre Andrónico Rodríguez y Luis Arce, para que a cambio de habilitar al Movimiento Tercer Sistema (MTS) con una disposición del Tribunal Constitucional Plurinacional y de esa manera legalizar su candidatura, posibilitaría que desde el Senado se aprueben algunas leyes de endeudamiento para lograr sortear el problema de los combustibles en lo inmediato.
Esta última salida es corta, pero marca un acuerdo político a un alto precio, Arce y Rodríguez pactan para salvar sus intereses particulares y con eso eliminan a Evo Morales de la actual contienda electoral. Así se observa que en política pueden ser los propios “excompañeros” o “hermanos” los que te entierran políticamente.