Es muy frecuente sentir dificultades para mover los músculos de la vagina en las primeras tentativas pero no te desanimes. Vas a notar los resultados positivos en tus relaciones sexuales en las primeras semanas.
1. Siéntate en una silla con las manos apoyadas en la pierna. Mantén los pies en paralelo y separados por unos 20 centímetros uno del otro. Contrae los músculos de la vagina como si apretases algo (¡la imaginación es libre!) dentro de ella. Cuenta hasta tres y relaja. Cada día, vas aumentando paulatinamente el tiempo de contracción hasta llegar a contar diez.
2. En la misma posición sentada, contrae y relaja los músculos de la vagina rápidamente. Para mantener un ritmo, imagina que acompañas una respiración acelerada.
3. Échate en la cama y mantén las piernas separadas y arqueadas. Mete un dedo en la vagina e intenta apretarlo lo máximo que puedas. En caso de que no sientas presión, introduce dos dedos. Cuando la musculatura de la vagina esté más rígida, vuelve a probar con un solo dedo.
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4. Échate en la cama y mantén las piernas separadas y arqueadas. Mete un dedo o dos en la vagina e intenta chuparlos con los músculos vaginales. Cuenta hasta tres y relaja. Parece imposible pero es un ejercicio muy eficaz.
5. Túmbate en una colchoneta de yoga y deja los brazos a lo largo del cuerpo y las piernas flexionadas. En esta posición inicial, contrae los glúteos y poco a poco eleva la cadera para acabar apoyándose en los hombros y pies. Vuelve despacio a la posición inicial y relaja los glúteos.
Fuente: www.lapatilla.com