La libertad religiosa en peligro


HILLARY El Departamento de Estado norteamericano acaba de difundir su informe anual sobre libertad religiosa, donde se advierte sobre la persecución que sufren diversas confesiones en Venezuela, Nicaragua, Cuba, Irán, China, Corea del Norte y Myanmar, entre los casos más relevantes. Al presentar el informe, la secretaria de Estado Hillary Clinton alertó sobre las amenazas a la libertad religiosa “en regímenes autoritarios que abusan de sus propios ciudadanos, en países donde grupos extremistas violentos explotan e exacerban las tensiones sectarias y donde persisten la intolerancia y la desconfianza”. En cuanto a Venezuela, el informe denuncia el acoso e intimidación a grupos religiosos por parte del gobierno de Hugo Chávez: descalificación contra los jerarcas de la Iglesia Católica desde los medios de comunicación estatales, ataques contra sinagogas judías y restricciones a evangélicos para el acceso a las zonas de población indígena. En Nicaragua, los Consejos del Poder Ciudadano (CPC), formados por militantes oficialistas, fueron denunciados por sacerdotes católicos por su “sistemática estrategia de hostilidad cada vez que el clero critica públicamente al gobierno”. El documento señala que en Cuba el régimen castrista impone restricciones a la libertad de culto, sometiendo a los grupos religiosos a prácticas de vigilancia e infiltración. El informe es especialmente duro con Irán, donde la libertad religiosa “sigue deteriorándose”, con “intensas campañas negativas” contra minorías como los bahai. En el caso de China, la Constitución protege las “actividades religiosas normales”, pero las autoridades tienen un margen demasiado amplio para decidir lo que es “normal”. Mientras que en Corea del Norte, la libertad religiosa directamente “no existe”. Todo lo cual nos lleva a concluir que los ataques contra la Iglesia Católica disparados desde el gobierno de Evo Morales no son una casualidad, dado que sus aliados internacionales son los violadores más severos de la libertad religiosa. Se trata en realidad de la derivación de una mentalidad totalitaria que no admite otras cosmovisiones que la difundida desde el Estado. Una situación que, como podemos predecir, seguirá exacerbándose en los próximos años, mientras el proyecto político hegemonista del evochavismo no encuentre un freno democrático…

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