El santuario a Evo Morales

Roberto Ortiz Ortiz*Roberto-Ortiz-300x300Con el peligro de equivocarme, podría afirmar que durante los últimos meses, Bolivia se ha vestido de pies a cabeza con imágenes egocéntricas de Evo Morales. Desde propagandas televisivas, anuncios de radio, vallas en las calles, placas de “gesto patriótico” en obras públicas y hasta fotografías de su rostro en productos nacionales, «adornan» nuestro país de una política de tintes megalómanos. Seguro que este exorbitante aumento de publicidad pública es por causa de las futuras elecciones de octubre, sin embargo, detrás de todo este despilfarro propagandístico yace un desesperado intento de manipulación y apoderamiento de la mente del ciudadano, sobre todo del ciudadano pobre y joven.George Orwell, en su famoso libro «1984» nos devela un país -algo parecido al nuestro- que manipula, mediante la propaganda mediática y el poder policial, al ciudadano, haciéndole creer que la situación económica y social del país es perfecta. Mientras que, detrás de ese juego mental, se aniquilan vidas, se esclavizan libertades y se persiguen sueños. Por otro lado, el líder del partido se muestra dibujado en cada esquina de la calle como un dios llamado “Gran Hermano” que debe ser alabado y escuchado por su benevolencia con los ciudadanos. Y pobre del mortal que no lo reconozca de esta manera.Dejando de lado el terrorífico país ficticio de Orwell y profundizando en el nuestro, podemos ver que el gobierno del MAS mediante el ministerio de comunicación ha convertido a Bolivia en un santuario a Evo Morales, tal cual el país del que habla Orwell. Los niños crecen observando las vallas de Evo por las calles, estudian en computadoras públicas que llevan el rostro de Evo y hasta miran televisión escuchando las largas y repetitivas propagandas en las que habla Evo. De esta forma, se está manipulando la mente de votantes futuros, haciéndoles ver la figura del actual presidente como la del hombre todopoderoso, mesiánico y que resuelve los problemas de manera mágica. Dejando así de lado la democracia, la oportunidad de pensar en futuros opositores y lo que es peor aún, una sociedad totalmente acostumbrada a la megalomanía de un mandatario de carácter autoritario.El ministerio de comunicación debe mostrar a los ciudadanos en que y como se gastó su dinero y no hacer campaña política al gobierno de turno o a la imagen presidencialista de una sola persona.Un país donde se vive ferviente la política en las calles y esta se encuentra en boca de cada ciudadano, sin importar la edad, es el más claro ejemplo y síntoma de un país que anda mal en todos los sentidos. Como bolivianos habremos recuperado la verdadera democracia cuando los futuros presidentes se enteren que son funcionarios públicos, no dioses todopoderosos, y sobretodo que trabajan con el dinero que han quitado a cada ciudadano, ergo, no son ellos los que pagan o construyen los hospitales, colegios y carreteras. Estas son obras del país y no de un gobierno o funcionario en particular.Para terminar, un ejemplo a seguir del nuevo presidente de Costa Rica, Luis Guillermo Solís, quien prohibió el culto a su nombre e imagen en cualquier obra y lugar público, dejando así en el pasado una larga tradición populista, heredada por figuras nefastas y megalómanas del siglo XX como Joseph Stalin, Adolf Hitler o Benito Mussolini.*Estudiante de ingeniería comercial