¡Porca miseria!

Es preferible titular en italiano lo que hoy está sucediendo en Bolivia, gracias al papel de celestina que está jugando la justicia y que, si quisiéramos nombrarla en español, sonaría de diversos modos: como ¡santa mierda!, ¡maldita sea!, ¡puta madre!, y otros significados peores, según Google. Quedémonos, entonces, con ¡porca miseria!, como un grito desesperado ante la judicatura venal que ha creado el MAS con sus famosas elecciones judiciales que se planificaron para que los magistrados fueran obedientes y comieran en la mano del Gobierno de entonces.

El último ejemplo de la “porca miseria” judicial que vivimos la ha lucido sin ninguna vergüenza una jueza “de cuyo nombre no quiero acordarme”, como escribía Cervantes en su maravilloso Don Quijote, fuente de sabiduría y de señorío, tan lejano a los togados que fueron designados por la Asamblea masista y luego ratificados, con ridículos porcentajes, por el pueblo ingenuo que acudía a las urnas. Unos buhoneros, vendedores de chucherías, decían que Bolivia sería el primer país en el mundo donde a los magistrados se los elegiría por el voto popular. ¡Bravo! ¡He ahí el resultado!



No vamos a caer en la ociosa discusión de que hubiera existido un golpe de Estado en noviembre del 2019. Existió un monumental fraude y punto. Lo del golpe se ha elevado a la calidad de dogma en el MAS y hoy todos los masistas hablan del gobierno de facto de Jeanine Añez, como algo que no se discute. Es un sinsentido que la mayoría de los bolivianos rechaza, porque solo sirve para lavar la cara a la cobardía de Evo Morales, que, luego de huir antes del primer tiro, ha tenido el tupé de regresar a Bolivia, sin juicio pendiente alguno, y, además, para hacerse cargo de la jefatura de su partido y oficiar de jefe de campaña del MAS, en su desastroso desempeño del 7 de marzo.

El trato que el Gobierno del opaco y sometido Luis Arce le ha dado a la expresidente Añez y a dos de sus ministros, ha sido canallesco. Una operación policial para secuestrar a la exmandataria a la 1:30 del sábado en su casa de Trinidad, y embarcarla en un avión militar con destino a La Paz donde llegaría al amanecer, estaba fuera de toda norma. Es un conocido ardid para que la ciudadanía pase inadvertida las indecencias que se cometen.

Jeanine Añez tuvo que soportar estoicamente, sentada durante horas en un cuchitril, las trastornadas y falsas acusaciones del fiscal Harold Jarandilla, todas fuera de contexto, al extremo de querer involucrar a la acusada en una conspiración el día 11 de noviembre del 2019, fecha en la que ella estaba todavía en el Beni. Se trató de un montaje perfectamente diseñado desde la alta cúpula masista a la que dio cabida la jueza del caso sentenciando a la señora Añez a cuatro meses de prisión preventiva, que, ya lo hemos visto, puede extenderse por años. No en vano, nada menos que el ministro de Justicia (que no es ni fiscal ni juez) dijo que la expresidente debería recibir una condena de 30 años. ¡Qué imbecilidad! ¡Porca miseria!

Existe una exdiputada indígena de apellido Patty que hoy oficia como pitonisa aimara perfectamente ataviada como tal y que a la pregunta de la prensa lanza al aire, como que salieran de su poderosa mente, los nombres de quienes deben ser procesados. Desde luego que estaba Jeanine Añez, pero también el nombre de Luis Fernando Camacho, el de su padre, mi apreciado amigo José Luis “Papi”, y el de otros personajes. Ella, que a duras penas habla, menciona nombres que parecen venir del más allá, pero resulta que son los enemigos que jefes masistas cobardes quieren tener entre rejas, pero a través de esa profetisa que, sin conocer la letra de la ley, se ha convertido en la balanza fiel de la justicia.

A Camacho lo quieren preso sea como sea, porque, además de haber sido señalado por la pitonisa, saben que es hombre de pelea, trabajo y decisiones. Lo odian por haber puesto en ridículo y contribuido a la fuga del blandengue de Evo Morales. Camacho, elegido ampliamente como Gobernador de Santa Cruz, será una piedra en el zapato del MAS, que está deseoso de quitársela antes que sea tarde. Él y el presidente del Comité pro Santa Cruz, Rómulo Calvo, han empeñado su palabra en que ya no se permitirá que cruceño alguno sea detenido arbitrariamente y enviado a La Paz para recibir la tortura judicial. Además de que han convocado a una cruzada en defensa de la expresidente Añez, hasta que logre su libertad. Esto se suma a manifestaciones indignadas que se habían producido hasta el lunes pasado, por el mismo hecho, en ciudades como Cochabamba, La Paz, Beni, Oruro y Chuquisaca.

El país se está convulsionando exactamente igual que en noviembre de 2019. La “porca miseria” ha llegado al límite y ya no se soporta la mentira, la chicana, y el eterno juego sucio de Morales y sus lugartenientes. La gente ya conoce cuáles son las movidas del MAS y hacia dónde apuntan. Si piensan encumbrar de nuevo a Morales que lo mediten bien porque el personaje ya no les sirve. Mejor si aguantan al que tienen nomás, aunque viva medio escondido.