Bolivia y un mundo crispado

Fico Villa – eju.tv

 Por Fico Villa.

 Casi sin excepción, todos los países hispanoamericanos han construido los vaivenes de su historia condicionados por la geopolítica mundial.



Por ello, casi es necesario reconocer que la única política que existe es la que transcurre en la arena mundial.La otra (la política local)depende o directamente se subordina a esta, tal como afirmaban algunos estadistas en los años 40 del siglo pasado. Bolivia vivió algunos pocos años con cierta soberanía, en las épocas de la goma y del estaño; y hasta tuvo la posibilidad de fijarle el precio de este importante metal a los EE.UU.

Todo acabó con la Guerra del Chaco (1932-1936).  Parece que lo bueno dura poco. Terminada la Segunda Guerra Mundial (1945), Bolivia queda condicionada con la llamada guerra fría entre EEUU y la URSS. Por aquel entonces, el comunismo se vendía como un sistema de propiedad común.

Pasarían varios años hasta su implosión, en1989, donde quedaría demostrado que el cuco comunista sólo era un capitalismo de Estado en manos del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS). En esos años, se desarrollaría en Bolivia una fuerte tendencia anticomunista que tendría su punto más alto en 1967, con la captura y posterior fusilamiento del Che Guevara, durante el gobierno del General Barrientos.

Caído el muro de Berlín junto a los países europeos de la orbita socialista, se inaugura el multilateralismo, donde comienzan las potencias emergentes a ocupar espacios de liderazgos antes sólo reservado a los EEUU. Bolivia tampoco fue afectada por este proceso que incluyó la internacionalización de los capitales y el crecimiento del mundo corporativo que dura hasta hoy.

Pero esto último tampoco afectó a Bolivia, ya que con su escasa población y su economía exportadora de materias primas, pudo continuar con los giros de sus políticas locales sin mayor injerencia con el mundo. Y por ello llegó el Proceso de Cambio que duró 14 años y que recientemente ha retomado con otros actores.

 El llamado Proceso de Cambio irrumpió con el indigenismo y el reconocimiento de 36 naciones indígenas originarias. En tanto los capitales norteamericanos migraban a China para hacer de ese país asiático el gran productor de bienes y servicios baratos y casi sin coste de mano de obra.  Parece que el experimento falló en algunos lados y los chinos, indúes y los llamados tigres asiáticos se volvieron muy eficientes y crecieron como potencias económicas y militares (Irán, Corea del Norte, Rusia).

En este nuevo contexto, hoy Bolivia se halla en un mundo donde estaría finalizando la multipolaridad y emergiendo la trilateralidad. Es decir, la triada de potencias como son: China, Rusia y los EE.UU. En mayor o en menor medida, esta es una presión a la que se enfrentan todos los países sudamericanos. Ya la cosa no es tan sencilla como en la época de la guerra fría.

El globalismo actual pugna por un sistema que elimine el trabajo humano y lo reemplace por la automatización, el control social, lo teledirigido y la robótica. Por tanto, un modelo para el cual los desarrollos industriales están demás, junto a los propios estados nacionales. ¿Cuál será entonces la alineación geopolítica de países con ímpetus desarrollistas como Argentina, México, Brasil y Chile? Este desarrollismo también incluye al único modelo existoso en Bolivia. El modelo productivo cruceño, el cual quedaría vedado por la expansión del globalismo con la agenda 2030. Veamos por qué. La agenda 2030 incluye políticas de género, cambio climático y cambios de la matrices energéticas a supuestas energías limpias no contaminantes.

Ello  requiere mucho dinero. ¿De dónde saldrá ese dinero? Ahí aparece el El Fondo Monetario Internacional (FMI), los fondos de inversión, los bancos… que desembocan directamente en el exponencial crecimiento de las deudas externas con Argentina a la cabeza. ¿Es esperable entonces que Argentina, Brasil, México y Chile se vean en la necesidad de entrar en el circulo de endeudamiento eterno para costear su «nuevo desarrollo acorde a la agenda 2030»?

La pregunta es: ¿Para venderles bienes y servicios a quiénes?, si el globalismo se rige más que por la mano mágica del mercado, por la mano negra de la política internacional y el capitalismo de plataformas (que todo lo mide) como determinante de los segmentos de cada mercado de acuerdo a su incidencia tecnológica. Por tanto, el desarrolismo industrial, tal como lo conocemos, no sería posible en un mundo donde lo tecnológico determina qué quiénes se desarrollan y quiénes no.

Es ahí donde el modelo de desarrollo cruceño, históricamente el único modelo exitoso en Bolivia, encuentra su techo; pues de sumarse a la globalización necesariamente terminaría en el endeudamiento para su actualización tecnológica; y, de no sumarse, quedaría rezagado o en vías de extinción.  ¿Entonces, que alternativas habría? Al momento ninguna. Sólo estudiar seriamente el alineamiento geopolítico, con vistas al futuro ya que los únicos que se enfrentan al globalismo son Rusia y China… o Rusia+China. . .

Escrito un seis de Diciembre del 2021, en Buenos Aires – Argentina