Sucursal del Cielo hace honor a su nombre

 

Mario Alarcón es un chaqueño de 29 años, nacido en Camiri y que ahora vive en Santa Cruz. Su especialidad es el monitoreo socioambiental petrolero, así que solo tenía una idea básica de la gastronomía, pero siempre le había gustado cocinar. “Lo llevo adentro, lo he aprendido de mis padres, en especial de mi mamá”, dice.



Durante la pandemia, Mario estaba sin trabajo y, como es muy trabajador, estaba desolado. Pensó en volver donde su padre en Camiri, pero al final se quedó en la casa de la novia, con sus suegros. La situación en torno a esta casa era complicada, como la de muchas familias en ese momento. Algunos parientes incluso murieron. Él se dedicaba a cocinar para toda la familia. El siguiente paso fue casi natural. Comenzó a vender su comida.

Su primer producto fue salteña, con receta de su mamá, que había venido de Camiri para ayudarlo. Después, su novia le hizo la posta a la suegra en la tarea de apoyar a Mario. Este, ya lanzado al mundo de la gastronomía, usó un finiquito en un trabajo en su profesión para comprar mesas, cubiertos, etc. Las salteñas duraron poco, porque había mucha competencia y nadie cobraba lo que él, que hacía salteñas de primera calidad. Cambió de rubro. Comenzó a hacer “caras”, un plato no muy conocido en Santa Cruz que está compuesto de chuletas de cerdo, cuerillo, mote. Tampoco funcionó, porque no sabía hacerlas muy bien y porque también le salió competencia por precio. Sin embargo, la práctica le sirvió mucho para mejorar.

Un día en el que su papá había venido a visitarlo, comenzó a hacer chancho a la cruz, un plato chaqueño y, en general, sureño. Se vendió todo. Mario comprendió que este podía ser un buen negocio. No iba a tener tanta competencia, porque los que saben de chancho a la cruz en Santa Cruz son los chaqueños. Ahí se consolidó la Sucursal del Cielo, que hoy es un emprendimiento de delibery de chancho y chivo a la cruz, asado, huatia, pernil y otros componentes de lo que Mario llama la “gastronomía del Chaco”. El nombre del negocio provino del apodo con que los camireños hablan de Camiri. Mario lo considera un homenaje a su tierra natal.

Es un negocio familiar ubicado en el Quinto Anillo de Santa Cruz de la Sierra. Además de vender comida que es recogida por los consumidores, atienden eventos. Cuando la compra es mayor, regalan bebidas alcohólicas maceradas en el estilo tradicional.

El concurso de la Fundación Doria Medina busca premiar a los mejores emprendimientos que transformen alimentos nacionales. Uno de sus requisitos es la preparación de un plato que será degustado por los jueces. La Sucursal del Cielo presentará ante el jurado una picada chaqueña con “un poco de todo” lo que vende. Si gana alguno de los premios del concurso, lo empleará en mejorar su cocina o en un vehículo para llevar sus equipos de cocina a los eventos en los que Mario es contratado.