Rusia y Estados Unidos realizaron el viernes el mayor canje de espías desde la Guerra Fría al intercambiar agentes en la pista del aeropuerto de Viena, en un evocador clímax del escándalo de espionaje que había amenazado la recuperación de las relaciones.
Dos aviones -uno ruso y uno estadounidense- estacionaron uno al lado del otro durante unos 90 minutos mientras vehículos hacían una especie de puente entre ellos. Los agentes se cambiaron de una aeronave a la otra a través de pasarelas cubiertas mientras arreciaba el calor desde el asfalto.
El avión ruso luego despegó, seguido por el jet estadounidense, rememorando las operaciones de espionaje de la era soviética a través de la Cortina de Hierro en Europa central.
Funcionarios en Viena, que llegó a ser centro de la intriga a capa y espada que dominó durante la Guerra Fría, mantuvieron un estricto bloqueo informativo.
Pero el Departamento de Justicia de Estados Unidos anunció poco después del despegue que el intercambio de 10 agentes liberados por Washington y cuatro liberados por Moscú había concluido con éxito.
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El jet ruso aterrizó en el aeropuerto Domodedovo de Moscú pocas horas más tarde y un auto se detuvo al pie de la puerta de desembarque.
La dramática conclusión del escándalo que concentró la atención de Estados Unidos se produjo luego de que funcionarios de inteligencia cerraron el acuerdo bajo instrucciones de los presidentes de ambos países, dispuestos a no descarrilar una serie de importantes avances en las relaciones diplomáticas ruso-estadounidenses.
Momento clave en relaciones
En el primer paso de un intercambio cuidadosamente organizado, los 10 agentes rusos se declararon culpables el jueves en una corte de Nueva York de los cargos en su contra y fueron deportados inmediatamente.
Luego, cerca de la medianoche rusa el presidente Dmitry Medvedev firmó un decreto perdonando a cuatro espías que cumplían condenas en cárceles de Rusia por cargos de haber espiado para Occidente.
El escándalo salió a la luz pública en un momento incómodo para las relaciones entre ambos países, justo después de que el presidente Barack Obama se reunió el mes pasado en Washington con su colega Dmitry Medvedev en una cumbre amistosa.
Los parlamentos de ambas potencias también están considerando la ratificación de un tratado clave de reducción de armamento nuclear firmado por los presidentes en abril. Mientras que Rusia está contando con el apoyo de Estados Unidos para sus intenciones de ingresar a la Organización Mundial de Comercio (OMC), una cooperación sensible que ninguna parte quiere poner en riesgo.
Medvedev está intentando presentar una imagen más cálida ante los Gobiernos de Occidente e inversionistas que están preocupados los problemas de corrupción, derechos humanos y el trato de los disidentes políticos en Rusia.
Obama desea que Rusia esté de su lado en los esfuerzos para controlar el programa nuclear de Irán, mantener las líneas de abastecimiento abiertas a Afganistán y avanzar en su meta de reducir las armas nucleares.
Poco antes de asumir el poder, llamó a "reiniciar" los lazos con el Kremlin, deteriorados por la guerra entre Rusia y Georgia en el 2008.
Posibles críticas en EEUU
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia dijo en un comunicado que el canje de espías "da razones para esperar que el curso acordado por los líderes de Rusia y Estados Unidos será implementado en la práctica de manera consistente y que los intentos para desviar a las partes de este curso no tendrán éxito".
Pero el intercambio en sí -que un sitio ruso de internet describió con humor como "Rusia 10-Estados Unidos 4"- podría avivar las acusaciones republicanas de que Obama está siendo demasiado blando con Moscú.
El mayor canje de espías durante la Guerra Fría fue realizado en 1985, cuando más de 20 espías fueron intercambiados entre Oriente y Occidente en el puente Glienicke, de la entonces dividida ciudad de Berlín.
Jefes de los servicios de inteligencia de ambos países dicen que pese a las relaciones más cálidas, los dos ex adversarios de la Guerra Fría todavía financian generosas operaciones de espionaje entre sí.
El escándalo actual se dio a conocer cuando Washington informó el 28 de junio que descubrió una red de supuestos agentes secretos rusos que usaban identidades falsas para tratar de reunir datos de inteligencia en Estados Unidos.
Agentes de contrainteligencia del FBI explicaron que los rusos se comunicaban con Moscú mediante mensajes de texto invisibles ubicados en fotografías publicadas en sitios de internet, y que algunos se reunieron con diplomáticos rusos en la misión diplomática de ese país en Nueva York.
Reuters