Las ligazones del “satuco” Gustavo Torrico con el alemán Dirck Schmidt son indiscutibles y resultan altamente sospechosos los intentos del gobierno por desligarse del asunto. No se trata solo de los dos memorándums mostrados a la prensa por el abogado defensor y por los familiares del alemán acusado por tráfico de armas.
Los protagonistas: el ministro Sacha (izq), Torrico, ahora exviceministro y el alemán Schmidt (der) que ahora teme correr la suerte de Rózsa.
Resulta que Schmidt fue capturado en el barrio de Urubó en la ciudad Santa Cruz en un domicilio que sería de propiedad de Milivoy Abastoflor. En ese mismo lugar fueron encontradas las armas que traficaba. Resulta que Abastoflor era un conspicuo miembro del grupo conocido como “Los Satucos”, una organización gestada por el ex viceministro Torrico, supuestamente con el objetivo de “formar cuadros”.
En su condición de hombre de confianza de Torrico, Abastoflor fue nombrado gerente jurídico del Fonvis en liquidación, que como se sabe es una entidad en la que el “satuco” ha establecido su feudo. Posteriormente fue nombrado jefe jurídico de la empresa telefónica paceña COTEL, también como cuota de “Los Satucos”.
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Se comenta en Santa Cruz que Torrico es propietario de vastas extensiones de terreno y de varias casas pero que tiene como su “palo blanco” a Abastoflor. ¿Es casual que Schmidt haya sido detenido precisamente en uno de esos predios? Definitivamente no.
Por otra parte sería interesante que la prensa cruceña indague en Derechos Reales sobre las propiedades de Abastoflor en esa ciudad y es muy probable que detrás encuentren la mano de Torrico cuyas virtudes para hacer dinero utilizando métodos cuestionables, son muy conocidas.
De acuerdo a uno de los memorándums, Schmidt era funcionario del Ministerio de Gobierno desde el año 2009, lo que puede ser constatado por quien firma dicho documento: Edgardo Vásquez, director de Régimen Interior (ahora echado), cuando todavía era viceministro Marcos Farfán, quien retornó al cargo luego de que “renunciaron” a Torrico.
Entonces no es exacto hablar solo de vínculos entre Torrico y el alemán. Hay algo todavía más oscuro de lo cual Torrico solo sería la punta del ovillo. Tomando en cuenta todos estos antecedentes no resulta muy disparatado suponer que en el gobierno se ha instalado una red mafiosa, no solo de tráfico de armas sino que abarca diversos ámbitos donde se mezcla los negocios, la conspiración, la guerra interna entre masistas, y de la cual el alemán no sería más que un simple operador como tantos otros.
Para mayores datos sobre las vinculaciones de Schmidt con el gobierno o con algunos niveles de este, se debe recordar que su esposa, Karina Flores, fue concejal por el MAS en el municipio de Porongo.
Ahora Torrico, de quién se dice que estuvo hace unos días en Santa Cruz cumpliendo alguna actividad, ha salido a la palestra y ha lanzado datos que son gasolina al fuego de este nuevo escándalo que envuelve al gobierno. Ha dicho que el alemán trabajaba de agente del Ministerio de Gobierno desde el año 2006 -la gestión del Alfredo Rada- y que siguió haciéndolo hasta que fue detenido; que actuales comandantes de la Policía y funcionarios gubernamentales compartían con Schmidt fiestas en su casa y usaban su «arsenal de armas» para ir de caza, ¿qué tal?; seguramente hay un largo excetera que el satuco irá desembuchando de acuerdo a su conveniencia.
Este maloliente asunto recién empieza y aquí no se trata de un caso más de corrupción sino de un asunto que afecta a la seguridad nacional. Las armas encontradas en poder de Schmidt son de guerra, de manera que no se puede afirmar que eran utilizadas solo para la caza. Claramente no son como los trabucos que fueron encontrados en predios de la Feria cruceña en relación al caso Rosza y que según el gobierno eran para “dividir Bolivia”.
Es por demás extraño que el frondoso prontuario delictivo de Schmidt, con procesos y condenas en varios países y además vinculado a la banda criminal del ex coronel Blas Valencia en el año 2002, no haya importado nada al gobierno a la hora de hacer «negocios» y contratar los servicios de este alemán casado con una militante del MAS. «No importa que sea delincuente mientras trabaje para nosotros», parece ser el lema vigente en esferas del poder.
Este caso, como el de Santos Ramirez, ex presidente de YPFB y ex hombre fuerte del MAS, así como otros (denuncias a Fidel Surco; detención del narcoamauta, y más) que van saltando pese a los esfuerzos por ocultarlos, confirman que el llamado proyecto político del cambio esta podrido, y de esto el binomio Evo-Alvaro no pueden echarle la culpa a la «derecha» opositora o al «imperio», porque la infección les viene de adentro.