Las autonomías departamentales no sobrevivieron, estranguladas de manera temprana por la mano del gobierno central. Aunque los departamentos hayan logrado la elección directa de gobernadores y asambleístas, lo cierto es que tanto la nueva Constitución como la Ley Marco dejan a las gobernaciones con menos competencias y recursos que las viejas prefecturas. Al menos, la censura social entre los votantes de la oposición impidió la “concertraición” con la que algunos parlamentarios estuvieron a punto de darle un barniz democrático a la norma.
El séptimo gobernador del MAS
La asunción del ex emenerrista y ahora masista Alex Ferrier como gobernador interino del Beni, no es otra cosa que la consecuencia de las polémicas disposiciones de las Cortes Electorales, que distorsionaron el sufragio proporcional en las elecciones de abril y que permitieron la construcción de mayorías artificiales en las asambleas de varios departamentos. En su momento las cuestionamos, pero la mayor parte de la oposición guardó silencio.
Cortando alas
Aunque el acoso judicial a Humberto Roca parezca haberse distendido por el momento, sabemos que la persecución contra su empresa continuará. Lo más grave del caso es que, de lograrse el derrumbe de la aerolínea privada, el gobierno habrá dado un paso más para crear el cerco de impedimentos para la salida al exterior de los ciudadanos, que todos los regímenes de similar inspiración ideológica terminar por implementar tarde o temprano.
La tiene clara
Una vez más, Evo Morales parece tener más clara la “película” que sus principales opositores. Mientras el presidente reconoce que su mayor problema es “la división de las fuerzas sociales”, desde el centro-derecha se insiste en desconfiar de los sectores populares en disidencia, demostrando las limitaciones de una visión política que no comprende la nueva circunstancia nacional. La reconducción de la oposición pasará por un cambio de actores y actitudes o habrá evismo autoritario para rato.
El profanador
La exhumación de los restos de Simón Bolívar ordenada por Hugo Chávez es algo más que un simple show mediático para el Bicentenario: el mandatario de boina roja ha repetido con insistencia la tesis de que Bolívar habría sido envenenado y ahora se dispone a “comprobar científicamente” esa afirmación. Como Chávez ha cultivado una artificiosa identificación con el prócer, en su retorcida lógica una eventual certificación del magnicidio de Bolívar le permitiría reforzar las denuncias de supuestos intentos de atentados en su contra, como el reciente montaje que le ha costado la libertad a Alejandro Peña Esclusa.
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