Las declaraciones del “Negro” Clausen han sido un buen motivo para darle una mirada a cómo podría afectar, al rey de los deportes, la nueva ley antirracismo que esta a una alzada de mano para su aprobación.
Ernesto Ferrante
Como aún no la aprobaron, todavía puedo escribir “el negro” Clausen. Posteriormente comenzará a aparecer la creatividad y leeremos cosas como: el grone Clausen, el marrón oscuro, negativo de albino, etc.
Entre otras cosas, el grone, dijo que él no es ventajista y no tiene la culpa de que los de Oriente somos unos “pelotudos” por no tomar en cuenta que podíamos pasar a la otra fase. A futuro tendrá que referirse como: “que somos unos dotados testicularmente hablando y de corto alcance en materia de planificación”.
El tema de la nueva ley va a traer, sin duda, en el campo “futbolero” mucha tela pa cortar.
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Así por ejemplo cosas tan comunes en el estadio gritadas a algún jugador extranjero pecho frío: “Negro pirata, hijo de p… corré puej carajo” se podría escuchar algo como “Oscuro corsario de los mares de dudosa procedencia materna, movilizá ágilmente tu osamenta…carajo!!! (podría ser en vez de carajo: rayos y centellas, pero el carajo no es racista y se oye muy bien).
No se como la van a hacer para aplicar su ley en el estadio. Seguramente pondrán un policía, un juez y un fiscal (deben estar viendo de donde sacarlos) por cada diez o veinte hinchas. Ante cada “adjetivo discriminante” vertido durante el partido, ellos tomaran nota, fotos etc. y al final seguramente estarán todos los camiones de la policía, ministerio del interior y ejercito, pa llevarnos presos por discriminantes a todo los que asistimos al Tahuichi.
Llegaran sanos y salvos a su casa los sordomudos, vendedores de comida y aquellas mujeres que van al estadio a hacer de todo menos ver el fútbol: charlar, hablar por teléfono, comer y controlar al marido y/o/u cortejo.
Algarabía total por esta ley sin duda alguna, se da en el sindicato de las madres de los árbitros; quienes han soportado a lo largo de la historia del fútbol todo tipo de discriminación infundada, a saber; por su origen, por su color, por su preferencia sexual y sobre todo por su hijo (esta última no es infundada).
Lo del grone Clausen hay que ponerlo en contexto. De donde él viene, decir pelotudo es más común que comer choripan. Ahora de que hubieron ventajistas, hubieron, porque en el fútbol boliviano para quienes lo conducen, el que no saca ventaja: es un pelotudo.