Líderes de distintas confesiones se unen al Papa para pedir paz

ecumenismo El papa Benedicto XVI unió su voz el jueves a la de monjes budistas, estudiosos islámicos, líderes yorubas y un puñado de agnósticos en un llamamiento común a la paz, insistiendo en que la religión nunca debe ser usada como pretexto para la guerra o el terrorismo.

Benedicto XVI saludó a unos 300 líderes en representación de varias confesiones en Asís, la ciudad de San Francisco, para conmemorar el 25 aniversario de una jornada de oración que en este mismo sitio convocó su antecesor, Juan Pablo II, en 1986 en medio de la Guerra Fría.

Aunque la convocatoria careció del brillo de su antecesora -cuando el Dalai Lama, la Madre Teresa y otros líderes religiosos se unieron en oración-, la jornada de paz del jueves incluyó algunas novedades.



Esta vez participaron monjes budistas de China continental, además de cuatro personas que no profesan ninguna fe, como parte de los esfuerzos de Benedicto XVI por entablar diálogo con agnósticos y ateos que de todos modos aspiran a conocer la verdad.

El encuentro del jueves también incluyó al patriarca ecuménico Bartolomé I y representantes de las iglesias ortodoxas griega, rusa, serbia y bielorrusa, como también eclesiásticos luteranos, metodistas y bautistas.

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Varios rabinos fueron acompañados por unos 60 musulmanes, media decena de hindúes y sintoístas, tres taoístas, tres jainistas y un zoroastriano.

Un grupo de católicos tradicionalistas condenó la reunión —tal como lo hizo en 1986— por considerar una blasfemia que la cabeza de la Iglesia Católica invitara a líderes de "religiones falsas" a orar a sus dioses en procura de la paz.

La Sociedad de San Pío X, un grupo tradicionalista disidente que Benedicto XVI trata de recuperar al seno de la Iglesia, dijo que celebraría mil misas para compensar el "daño".

Sin embargo el mismo Benedicto XVI había objetado el encuentro de 1986 y no asistió por desaprobar que miembros de distintas confesiones orasen unos en presencia de otros. Esta nueva reunión suprimió toda oración pública comunal en un intento por despejar toda sospecha de sincretismo, o sea, la combinación de diferentes creencias y prácticas.

AP