La cláusula de Herodes de internet

 

Seguramente usted, amable lector, le dio su aprobación a una página web sin haber leído antes, la letra chica del documento, por la urgencia o necesidad de ingresar al portal web o para obtener la aplicación que le llamó la atención. Sin pensárselo dos veces, usted cliqueó en Ok en “He leído y acepto los términos y condiciones”. Pues bien, le informo que con su aprobación cedió (in) voluntariamente a un tercero todos sus datos personales, información íntima, incluyendo direcciones, hábitos de consumo, la geolocalización de su persona, su huella digital y abrió las puertas a una enorme posibilidad de jaqueo de sus cuentas.



La principal conclusión y advertencia que se debe tomar en cuenta es que todos nosotros desde nuestros  teléfonos inteligentes, computadoras portátiles, tabletas, relojes inteligentes, televisores, libros electrónicos o cualquier otro dispositivo con conexión a Internet, damos la misma respuesta frente a la pregunta para su conformidad: sí, estoy de acuerdo, completamente a ciegas.

La pregunta es por qué somos tan irresponsables a tiempo de ceder nuestra información a estos gigantes tecnológicos sin ningún reparo y aceptar sin saber todo lo que cedemos, o – peor aún – poner en jaque nuestros derechos como consumidor en el gran mundo virtual de las redes sociales e Internet. Nuestra enorme ansiedad por estar siempre conectado y descargar todo lo posible de la red en nuestros dispositivos, a costa de nuestra privacidad, es francamente angustiante.

No podemos seguir descargando aplicaciones o acceder a sitios, creyendo que son confiables, porque nuestros amigos o primos o hermanos lo han hecho, y solo por ello, creernos la falsa certeza de que ese sitio virtual es seguro y confiable.

Los expertos levantan las banderas rojas para alertar que actuamos por inercia en las redes sociales dando nuestro visto bueno a todos los términos y condiciones de uso que nos pongan por delante. Esto obedecería, de acuerdo a los especialistas, a la “adicción a la velocidad», a la necesidad irracional de estar siempre hiperconectado sin medir las consecuencias.

Otra advertencia de los especialistas en seguridad informática es que los términos y condiciones son, en realidad, redactadas para abogados y no, precisamente, para los usuarios. Estarían pensadas más para una posible defensa frente a una denuncia o reclamo. Que es justamente lo que Twitter activó frente al reclamo de Donald Trump. La letra chica que dejó al expresidente de una superpotencia en silencio “permanentemente”.

Un experto en seguridad informática de Finlandia, realizó un experimento social sobre este tema para comprobar esta irracional e irresponsable manera de actuar con nuestra privacidad en Internet.  Instaló un punto de wifi en una plaza pública de su ciudad y escribió un párrafo en los términos y condiciones de aprobación, que la persona que aceptaba las condiciones para conectarse, cedía a su primogénito para la eternidad, a la empresa que ofrecía la conectividad de Internet. El experimento se calificó como “La cláusula de Herodes”. Todos le dieron su aprobación, sin pestañear.

Así que, amable lector, sea más cuidadoso, infórmese mejor y siempre piense dos veces antes de darle Ok a “Sí, acepto los términos y condiciones”. No vaya a ser que termine cediendo su intimidad, sus propiedades intelectuales o a sus propios hijos por la eternidad…